Orizaba, Ver.- «El camión rodaba y rodaba llegue a pensar que caeríamos en el voladero, pensé que era una pesadilla, después se escucharon gritos, solo gritos», así lo reveló una sobreviviente del camionazo ocurrido en las cumbres de Maltrata.
Una verdadera tragedia vivieron más de 50 peregrinos provenientes de la Arquidiócesis de Chiapas quienes viajaron desde el 25 de mayo a Guanajuato y pasaron a la Basílica de Guadalupe, y una vez concluida su visita, debieron haber estado el día viernes con sus familiares compartiendo sus experiencias con su familia.
«El conductor del camión venía muy bien, habíamos descendido las cumbres, estábamos dando gracias a Dios, cuando sentimos el golpe», explican sus testimonios sobrevivientes que se encontraban en las afueras del Semefo, mientras esperaban que los restos de sus seres queridos fueran identificados.
Era como una película de terror, el camión daba vueltas y no explican cómo en cuestión de segundos su familia había fallecido.
Mamás en busca de los cuerpos de sus hijos, hijos en busca de los restos de sus padres, esposas llorando por sus esposos calcinados, es el saldo de una tragedia que convierte a la autopista Puebla-Veracruz en el tramo de la muerte.
Las maletas quedaron tendidas sobre el pavimento en donde se encontraban los restos de algunos pasajeros que intentaron correr, algunos de ellos «pelean» su vida a la muerte, otros perdieron y ahora quedan en el recuerdo de aquellos que viajan de Chiapas a Orizaba para intentar recuperarlos.
Un autobús llegó al Hospital Regional con familiares que esperaban que sus seres queridos llegarán a casa, pero solo un camión fue el que arribó a Tuxtla aquel que por azar del destino se «poncho» en la entrada a Puebla y ahí bajaron a desayunar cuando recibieron la noticia de que sus vecinos, amigos, compañeros y hermanos en la religión yacían muertos, heridos del alma y del cuerpo.
«Solo quiero a mi mamá e irme a Tuxtla, ya no alcancé a despedirme de ella, pero solo quiero irme, que me la entreguen y ya» expresó una mujer visiblemente desencajada, cansada por el viaje.
La aseguradora Qualitas hizo de esta tragedia un verdadero víacrucis para aplicar el pago de seguro de viajero en los deudos y poder trasladar los cuerpos a sus lugares de origen.
Gobiernos de Chiapas y Veracruz, confirman una vez más su inexperiencia en trámites de este tipo, el burocrátismo es el protagonista de esta catástrofe y el duelo se hace complica aún más.
Voluntarios tratando de dar fuerza a la familia a través de la Casa de la Misericordia de la Diócesis de Orizaba, se unen para compartir el dolor de 8 peregrinos que pernoctaron bajo la protección de la pastoral social y algunos laicos comprometidos.
Testimonios de vida que dejan huella después de 13 años de aquel accidente que dejó más de 57 muertos en el tramo Esperanza-Ciudad Mendoza.
AVC