Aunque pocos se dieron cuenta, ayer concluyeron las campañas políticas. A unos días de que se celebren elecciones para Gobernador en Puebla y Baja California, así como para Ayuntamientos y congresos locales en Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas, los demonios electorales andan sueltos.

 

No es casualidad que en la víspera no sólo tengamos noticias espectaculares de órdenes de captura en contra de ex funcionarios como Emilio Lozoya (Pemex) o de empresarios como Alonso Ancira Elizondo (Altos Hornos de México), de la devolución de mil 500 millones de pesos por parte de los cachorros de la fidelidad jarocha, y hasta el atentado con un “libro-bomba” en contra de la senadora Citlalli Hernández, de Morena, quien afortunadamente no sufrió lesiones graves. Se trata de la otra campaña.

 

Aunque la popularidad del Presidente sigue en un punto muy alto, la pérdida de algunos puntos y los conflictos generados por la crisis del sector salud –entre ellos, la renuncia del Director General del IMSS, Germán Martínez-, la salida de la Secretaria de Semarnat, Josefa González Blanco, y hasta la prolongada crisis ambiental en la Ciudad de México, obligaron a sacar el conejo de la chistera y poner a Morena y sus candidatos en un escenario más favorable: de justicieros y víctimas.

 

El Presidente sabe que su fuerza no estará en riesgo el domingo, pero en efecto, podría ser una referencia de cómo observan los ciudadanos de estos estados su desempeño y el de su partido. La decisión de dejar de transmitir las conferencias mañaneras en los estados con elecciones, no fue un acto de equidad democrática sino de astucia para ganar el brinco a la autoridad electoral.

 

La jornada electoral que más llama la atención es la del estado de Puebla. No sólo porque se trata de la Gubernatura sino por todos los eventos que la anteceden: la muerte de la mandatario Martha Ericka Alonso y de su esposo el senador Rafael Moreno Valle a unos días de tomar el cargo, las disputas internas de Morena por elegir a un nuevo candidato, y el hecho histórico de que sea el INE y no el órgano electoral local quien organice las elecciones.

 

Luis Miguel Barbosa, el frustrado aspirante de la elección anterior es quien lleva ventaja en las encuestas. En todo caso, ahí ganará el morenismo, ya sea por el partido político o por la corriente que ha gobernado los últimos años. Se tratará, como lo fue el año pasado, de una elección de Estado. Puebla es un territorio estratégico no sólo por su desarrollo industrial sino por su cercanía con la ciudad de México.

Por eso es que hoy estamos atiborrados de noticias espectaculares que buscan rescatar el discurso anticorrupción del gobierno que tantos dividendos le ha dado, y al mismo tiempo, generar la percepción de que las resistencias del pasado son capaces de atentar contra la vida de un cuadro destacado de Morena. Pasado el domingo, volveremos a la normalidad y a la narrativa oficial.

 

El Presidente no puede hablar de elecciones, pero ello no le impide intervenir en ellas. El clima de crispación que se vive en Puebla no sólo es porque el informe sobre el accidente en que perdieron la vida el matrimonio Moreno Alonso ha dejado muchas dudas, sino también por la negativa del Presidente a reunirse con la nueva gobernadora de Puebla. De hecho, no asistió siquiera a sus exequias.

 

En el resto de los estados hay calma chicha. Sólo en Baja California habrá elección de gobernador, estado que ha sido gobernado por el PAN durante los últimos 30 años, sin embargo, la ‘ola morenista’ busca arrebatar el primer gran símbolo del blanquiazul.

 

En 1989, el PAN ganó por primera vez en su historia una gubernatura, la de Baja California, mediante la candidatura de Ernesto Ruffo Appel, quien fue el primer gobernador de la entidad que no emanó del PRI. Es un territorio que poco pesa hacia el resto de la república pero que resulta estratégico en nuestra vecindad con los Estados Unidos.

 

Lo de Lozoya podría tener muchas lecturas. También muchas intenciones. Lo mismo es apuntalar el discurso anticorrupción del gobierno que romper cualquier vínculo –real o ficticio- con la anterior administración, lo que estaba generando una percepción de impunidad. Mientras el país se debate en la pobreza a causa de la corrupción, el Presidente Peña Nieto se deja ver en público llevando una vida relajada y feliz.

 

En cambio, el atentado contra la legisladora parece un mal chiste. En una ciudad de los mil diablos como lo es la ciudad de México, un ataque podría realizarse sin problema alguno, incluso disfrazado de asalto o algo parecido. Hacerlo en su oficina del Senado, mediante un artefacto explosivo más débil que una paloma navideña, no es más que un recurso aventurado de los ideólogos de la 4T.

 

Aunque no lo parezca, son tiempos de elecciones. Y el Presidente no quiere perder.

 

Las del estribo…

1. Este viernes viene el Presidente por enésima vez al estado. Visitará los municipios de Coatepec, Córdoba y Yanga. Ahora sí, se reunirá con cafetaleros en una región donde sí existen, y no en Poza Rica como la vez pasada. Esperemos que no haya otra crisis que lo obligue, una vez más, a sacar al ganso del agua.

2. Las denuncias en contra el dirigente estatal del PAN, José Mancha, tendrán que esperar, como el resto que se han interpuestos en contra de ex funcionarios yunistas. Mientras Jorge Winckler siga sentado en la silla de la Fiscalía, las denuncias dormirán el sueño de los justos… hasta que un día despierten.