Clara Luz Carrión Villarnovo, investigadora del Instituto de Ecología, A. C. (Inecol), participó en el Seminario Científico del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), con la ponencia “Importancia de los microorganismos para el control de plagas y enfermedades”.
La científica, quien tiene a su cargo la Planta Piloto “Desarrollo de agentes de control biológico” en el Campus III del Cluster Biomimic del Inecol, habló a los estudiantes de posgrado sobre la agricultura tradicional, convencional o moderna y la ecológica.
Asimismo, dio detalles sobre los nematodos (animales microscópicos) y la problemática que causan. Groso modo, se trata de microrganismos que habitan en la mayoría de los ecosistemas (agua, suelo y sobre los organismos vivos); por otro lado, enlistó algunos de los cultivos con problemas de nematodos formadores de quistes.
Precisamente, el nematodo Globodera rostochiensis afecta cultivos como el de la papa, tomate y berenjena, y para tal escenario el equipo de trabajo que encabeza desarrolló una investigación sobre un hongo cuya capacidad le permite alimentarse de este microrganismo.
La propuesta atiende una problemática que desde hace décadas padecen los productores de papa de la región del Cofre de Perote; asimismo, se trata de un control biológico de la plaga que evita la aplicación de químicos, lo cual altera considerablemente el suelo.
Pero la intención de la científica, más allá de compartirles parte del proceso de investigación a los estudiantes de posgrado, fue remarcar que se trata de investigaciones que requieren años de trabajo.
“La presentación la titulé así porque para mí es frecuente encontrar alumnos que quieren llegar muy rápido a ver cosas de control biológico. Pero antes de llegar a un punto en el que se puede proponer un producto para ser usado en el sector agrícola, tratando de controlar enfermedades de plantas –ya sea plagas o fitopatógenos–, hay que pasar por todo un proceso de trabajo, por muchos estudios que implican desde conocimientos muy básicos, hasta aspectos muy administrativos.”
Carrión Villarnovo inició tales estudios en el 2000, y a partir de 2010 logró apoyo financiero para continuarlos, por lo que en los últimos nueve años ha sido posible avanzar de manera más significativa en la investigación.
El bionematicida, cuyo nombre está por licenciarse, ya cuenta con patentes otorgadas en Sudáfrica, China, Colombia, Nueva Zelanda, Australia, Rusia, Estados Unidos, México, y recientemente en la Unión Europea.
La científica aclaró: “Hay muchos estudios, pero de hacer uno a generar un producto que se pueda aplicar en campo, es mucho tiempo; porque, además, está la parte de la bioseguridad. No se puede ocupar cualquier organismo, nosotros tenemos que ser responsables en ese sentido”.