En México, el cáncer de mama es ya la primera causa de muerte en mujeres, es un padecimiento multicausal que involucra antecedentes patológicos familiares, menopausia tardía, tratamiento hormonal, nuliparidad, tabaquismo, menarquía precoz, alcoholismo y la no lactancia materna, entre otros, pero existe un factor al que se le ha puesto poca atención, la supresión emocional, pues se está demostrando que es importante para detonar la enfermedad.
Tania Romo González de la Parra, adscrita al Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV), dio a conocer lo anterior el viernes 3 de mayo en su conferencia “Factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de mama: un abordaje multidisciplinario”, con la que participó en el 2º Congreso de Salud Sexual y Reproductiva realizado del 2 al 4 de mayo en Xalapa, bajo la coordinación de la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual de la UV.
Para el diagnóstico del cáncer de mama se considera el tema genético, dijo la investigadora y apuntó que los genes sólo se expresan si existen ciertas condiciones que se relacionan con lo cultural, “con lo que nos enseñan, a hombres y mujeres, para contener emociones, a no expresarlas, y en particular las negativas; esto genera un estrés crónico en el cuerpo que evita que haya una vigilancia del sistema inmunológico de las células cancerígenas que se producen todos los días de manera natural”.
La investigadora explicó que la supresión emocional consciente –de la ira, la tristeza, la ansiedad y los estilos represivos inconscientes de las emociones negativas– lleva a un estrés crónico que debilita el cuerpo y el sistema inmunológico, por lo que consideró necesario aprender a comunicar lo que se siente; además, es deseable mantener una actividad física regular, una alimentación saludable, dormir bien, procurar todos los factores que son protectores para muchas cosas y que resultan también benéficos para prevenir el cáncer de mama.
La ponente recordó que, de acuerdo a estudios realizados por el Hospital General de México, se observó que las características de personalidad son fuertes indicadores para el diagnóstico del cáncer de mama, pero no deja de ser importante también reunir otros de corte clínico, psicológico y de sangre, para obtener un panorama más preciso y no dejar todo el peso al estudio mastográfico.
Tania Romo dijo también que con base en muestras de la población veracruzana, el IIB trabaja desde 2014 en la búsqueda de perfiles psicológicos, endocrinos e inmunes que aporten información clínica y genética que predisponga al cáncer de mama.
De esta investigación surgió un cuestionario en el que, a través de una plataforma virtual, la población femenina en edad reproductiva podrá dar respuesta para conocer los porcentajes de riesgo de padecer la enfermedad con base en factores clínicos y psicológicos.
Finalmente, destacó la importancia de que se atienda este problema que se presenta con mayor prevalencia a partir de los 45 años de edad, aunque en la actualidad se empieza a registrar de manera más temprana.