La masculinidad no está en los genes, sino que se incorpora a través de una serie de mensajes y presiones fidedignas tan exitosas que los hombres se perciben de esa manera, como si fuera algo realmente genético y no producto de un proceso de socialización en donde el género se convierte en una forma primaria de relaciones significantes de poder.
Benno George Álvaro de Keijzer Fokker, investigador del Instituto en Salud Pública de la Universidad Veracruzana (UV), declaró lo anterior el pasado jueves 2 de mayo, al impartir la ponencia “Los hombres ante la salud sexual y reproductiva”, dentro del 2° Congreso de Salud Reproductiva y Sexual.
Durante el evento organizado por la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS) de esta casa de estudios, cuestionó qué ocurre con el papel de los hombres ante los retos de la transición de género, de la sexualidad, de la dimensión de género, la reproducción y la corresponsabilidad.
Ante los asistentes a este congreso realizado del 2 al 4 de mayo, subrayó la importancia de que hombres y mujeres convivan en una situación de respeto.
Sobre todo a los hombres, los invitó a reflexionar en torno a la masculinidad y cómo ésta les fue introducida desde pequeños, cuando no se les permitía llorar porque sólo lo hacen las niñas; o jugar a las muñecas, sin pensar que les limitaban adquirir esa responsabilidad y sentimiento de ser padre.
Se refirió también a la “Caja de la Masculinidad”, un estudio realizado en Estados Unidos, Inglaterra y México. Se trató de una encuesta aplicada vía telefónica a varones entre 18 y 30 años de edad, con el fin de conocer qué tan metidos estaban en esa caja considerándose autosuficientes, fuertes, hipersexuales, atractivos, sexuales, heterosexuales, homofóbicos, y asumiendo el control como una forma de relación con las mujeres y hombres.
El resultado fue que alrededor de una cuarta parte de los encuestados tienen varios de esos elementos en su caja de masculinidades, situación que es preocupante.
En este sentido, destacó los costos de la masculinidad hegemónica, entre los cuales se encuentran: los feminicidios, crímenes de odio asociados a preferencias sexuales distintas, discapacidad, altos presupuestos en la seguridad pública, mortalidad masculina, paternidad adolescente, misoginia y homofobia.
Por tanto, el Doctor en Salud Mental Comunitaria por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV, resaltó la necesidad de transitar hacia una mayor corresponsabilidad, pues tan sólo en el tema de la anticoncepción, la responsabilidad aún recae en las mujeres.
“Como ocurre en el cuerpo de las mujeres, todo se enfocó en ellas, incluso la investigación y la vacuna, quitándoles esa responsabilidad a los hombres.”
Asimismo, citó otro dato donde sólo una de cada 10 parejas que emplean métodos anticonceptivos, utilizan alguno enfocado en los varones, como la vasectomía.
En cuanto a la estrategia nacional de prevención del embarazo en adolescentes, lamentó que no haya ni una sola referencia del papel de los hombres, pues las causas de esta problemática únicamente se centran en las mujeres.
Entre ellas mencionó: el miedo a la soledad, carencia de afecto y autoestima, rebeldía contra los padres, necesidad de reafirmarse como mujer, curiosidad sexual y otros aspectos.
Con relación a la situación de embarazos en adolescentes, dio a conocer que de siete mil nacimientos de madres menores de 15 años, sólo el 40 por ciento de los padres tienen menos de 20 años, lo cual indica un fenómeno de abuso.
Sobre este mismo tema de abuso, se refirió a las denuncias de acoso laboral, cuyos victimarios son hombres con poder. Lamentablemente si la mujer denuncia se hace acreedora a sanciones, diminución de salario e impedimento para ascender de puesto o categoría.