Corea del Norte realizó hoy una nueva prueba de armas que incrementa en otro grado más su presión para que Estados Unidos modifique su postura en las negociaciones sobre desnuclearización, las cuales se antojan cada vez más comprometidas por los gestos de Pyongyang.
Los Jefes del Estado Mayor surcoreano dieron la alerta informando primero del lanzamiento de un misil, rectificaron después mencionando varios misiles y finalmente modificaron su evaluación estimando que se trata de «proyectiles de corto alcance», lo que en principio rebaja la gravedad del ensayo de armas norcoreano.
El lugar elegido para la prueba, la península de Hodo (unos 15 kilómetros al noreste de la ciudad portuaria oriental de Wonsan), no indicaba en principio nada bueno, ya que ha sido escenario de 20 pruebas (la última de ellas el 3 de marzo de 2015) del misil Hwasong-11, un proyectil de corto alcance de inspiración soviética.
Sin embargo, las Fuerzas Armadas surcoreanas enmendaron su análisis inicial y establecieron que Corea del Norte disparó, entre las 9.06 y 09.27 hora local (0.06 y 0.27 GMT), proyectiles de corto alcance en dirección noreste desde la península de Hodo, al noreste de Wonsan.
No es la primera vez que Seúl recula y modifica un análisis inicial del tipo de armas probadas por Pyongyang.
La diferencia entre un proyectil y un misil es que el primero es cualquier objeto disparado al aire y el segundo un proyectil autopropulsado.
La importancia reside en que disparar proyectiles de corto alcance (se sospecha que Pyongyang disparó artillería de cohetes), no viola las sanciones de la ONU impuestas sobre el régimen de los Kim por sus pruebas nucleares y de misiles balísticos, las cuales sí son sancionables según las resoluciones del Consejo de Seguridad.
La titular de Asuntos Exteriores surcoreana, Kang Kyung-wha, y su homólogo estadunidense, Mike Pompeo, hablaron por teléfono con respecto a la prueba norcoreana y acordaron «gestionarlo con prudencia mientras prosiguen los análisis adicionales», según un comunicado de la Cancillería en Seúl.
Seúl estima que la acción norcoreana «viola el espíritu del acuerdo militar intercoreano» firmado el pasado septiembre «y urge a Pyongyang a poner fin a acciones que activan la tensión», en lo que suponen las palabras más duras del Gobierno surcoreano para con su vecino desde que se inició el acercamiento a principio de 2018.