“Se eligió a este gobierno para encarar la violencia, no para culpar al pasado” Denisse Dresser
Los orígenes del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador en la vida política de México están en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), instituto político al que se afilió a mediados de la década de 1970, para colaborar en la campaña del poeta Carlos Pellicer al Senado de la República, en representación del estado de Tabasco, curul que obtuvo como candidato externo del PRI en las elecciones de 1976.
En 1977 fue nombrado por el gobernador de Tabasco, el priista Leandro Rovirosa Wade, delegado estatal del Instituto Nacional Indigenista (INI), encargo en el que se mantuvo por cinco años. De sus funciones destacan, en esos años de residencia en Nacajuca, el haber enseñado a los indígenas a cultivar la tierra en «camellones» sobre pantanos; dicho vínculo le redituaría apoyo en esa zona en los inicios de su carrera política.
En 1982 fue coordinador de la campaña del priista Enrique González Pedrero a la gubernatura de Tabasco. Luego de tomar posesión, el gobernador González Pedrero lo designó titular del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES) del comité directivo estatal del PRI.
A principios de 1983 fue nombrado presidente del comité ejecutivo estatal del PRI tabasqueño, cargo al que renunció en noviembre del mismo año por conflictos con algunos sectores del partido, debido a sus intenciones de formar comités de base para transparentar el ejercicio presupuestal de las alcaldías. En 1984 viajó a la Ciudad de México para asumir la Dirección de Promoción Social del Instituto Nacional del Consumidor. Fue maestro en el Instituto de formación política del PRI, y coordinó el seminario Tabasco en el desarrollo político de México y la publicación El revolucionario tabasqueño.
En 1988 se unió a la Corriente Democrática, una facción del Partido Revolucionario Institucional que se opuso al tradicional método de selección de la candidatura presidencial, a la eventual candidatura de Carlos Salinas de Gortari para las elecciones de 1988 y la nueva política económica neoliberal adoptada por el gobierno de Miguel de la Madrid; dicho movimiento se posicionó a favor de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, exgobernador de Michoacán y fundador de la facción junto a Porfirio Muñoz Ledo. La Corriente Democrática derivó en el Frente Democrático Nacional (FDN), una coalición de partidos de izquierda que postuló a Cárdenas como candidato presidencial y a López Obrador como candidato a la gubernatura de Tabasco. Fue entonces, hasta l988, que renunció a su militancia priista y buscó convertirse en gobernador de Tabasco, respaldado por el Partido Mexicano Socialista (PMS).
Todo este rollo lo sacamos a relucir para justificar nuestra hipótesis de que el presidente López Obrador sigue llevando en el corazón un acendrado priismo, por lo cual repite acciones que aprendió a lo largo de su carrera política dentro del PRI, como la costumbre que han tenido los priistas de ponderar en exceso a un colaborador para después tundirlo. Y es que resulta extraño que ante la catarata de señalamientos en contra del gobierno de Cuitláhuac García, por errores que ha cometido su administración, como es permitir actos de corrupción en la asignación de obra pública, práctica desmedida de nepotismo en todas las áreas del gobierno, incapacidad para garantizar seguridad a los veracruzanos haciendo que la Secretaría de Seguridad Pública cumpla con su obligación de prevenir la comisión de delitos, crímenes y ejecuciones masivas, secuestros, feminicidios y todo tipo de delitos, venga el presidente a ponderar la figura del mandatario colmándolo de elogios mientras el pueblo reclama eficiencia y resultados.
Hay que insistir en que el presidente López Obrador dedicó ayer gran parte de su rueda de prensa mañanera para salir en defensa del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, a quien como si aún estuvieran en campaña política, López Obrador levantó la mano afirmando, que “es un personaje íntegro, transparente, honesto, incapaz de ideas perversas” y rematar con lo de que “los veracruzanos tienen un gran gobernador”.
El proyecto de la cuarta transformación no puede sacrificarse en aras de afectos personales, se trata de política y en esta solo triunfan quienes dan resultados… A ver qué sigue.
Exagerada seguridad en la visita de AMLO
Lo primero que causó extrañeza es que en el vuelo comercial que se había anunciado llegaría ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador al Puerto de Veracruz, no lo hizo, y en cambio arribó, según nos dijeron en el mismo aeropuerto Heriberto Jara Corona, a bordo de una aeronave de la Secretaría de Marina.
La seguridad en la población de Antón Lizardo fue muy superior en comparación con ceremonias de Jura de Bandera que encabezaron presidentes anteriores en la Heroica Escuela Naval Militar, en el marco de la defensa del puerto de Veracruz del 21 de abril de 1914.
En esta ocasión, los organizadores de la ceremonia instalaron un filtro desde unos 200 metros antes de la entrada principal de la Escuela Naval, donde se instalaron vallas metálicas para impedir el acceso a vehículos. Este primer filtro estuvo a cargo de elementos federales y policías estatales, los cuales se distinguieron por portar armas de grueso calibre.
Las vallas se colocaron a lo largo de ambas aceras para impedir que se obstaculizara el paso de las unidades oficiales y de los invitados por parte de ciudadanos inconformes con su gobierno.
Más elementos fueron apostados a lo largo de dicho envallado, área donde el coordinador general de la Policía Naval de Veracruz-Boca del Río daba instrucciones.
La de ayer ya no fue la visita presidencial populachera, de cercanía con el pueblo, no, más bien de extrema seguridad para el presidente. ¿Será por las dos amenazas que le han lanzado los miembros de un cartel, o porque sabía que venía a un estado incendiado de máximo peligro?…
Winckler da resultados
Esta nota que dio el Fiscal Jorge Winckler ocupó más espacio en los medios de circulación nacional que la de la visita presidencial de chocholeo al gober de Veracruz; nos referimos a información dada por la Fiscalía sobre la masacre en Minatitlán, Veracruz, donde murieron 13 personas y cuatro más resultaron heridas de gravedad, que pudo estar vinculada a un presunto «acto de venganza» entre dos grupos delictivos.
Durante una rueda de prensa que ofreció en Boca del Río, el Fiscal dijo: “En un informe preliminar sobre las investigaciones, hay evidencia para asegurar que la agresión puede tener vinculación a dos bares que están siendo investigados: La Esquina del Chacal y La Crudería, donde primero se vendía droga de un grupo de la delincuencia organizada y luego se empezó a vender droga de un grupo distinto”.
Ambos bares presuntamente son propiedad del Julio César González Reyna, alias La Becky, una de las personas presente en el festejo de cumpleaños de Fluvia Salinas Jiménez, el pasado 19 de abril, en la palapa Los Potros, en la colonia Obrera, municipio de Minatitlán.
De acuerdo con la relatoría oficial, alrededor de las 20:00 horas del viernes, unas 40 personas disfrutaban de los festejos, cuando arribó al sitio un vehículo blanco, modelo CRV o Xtrail, con cinco o seis sujetos cubiertos con pasamontañas y portando armas largas y cortas. Al ingresar al sitio, comenzaron a preguntar por La Becky o La Beckeryna, cuya identificación oficial es Julio César González Reyna, el presunto propietario de los bares citados.
Cuando la ubicaron entre los asistentes, los sicarios fueron hasta donde se encontraba, y le dijeron: “con esto no se juega”. Y enseguida dispararon contra ella y el resto de las personas que se encontraban en la mesa. La Fiscalía estableció, de acuerdo con la información aportada por los testigos, que “el sujeto que comenzó a disparar, era una persona delgada, de un metro con 65 centímetros, y luego lo hicieron los demás acompañantes de este sujeto”.
“Antes de retirarse, a los que aún estaban vivos, les dispararon en la cabeza, y mientras al resto de los asistentes que estaban en la fiesta, les advirtieron: con esto no se juega”.
Winckler Ortiz informó que, en las primeras horas, tras la masacre, se logró el aseguramiento de una casa de seguridad, ubicada en la calle Vicente Guerrero, entre Venustiano Carranza y Porfirio Díaz, en la colonia Salinas de Gortari, del municipio de Cosoleacaque. En este sitio, una vivienda de mampostería, las autoridades aseguraron dos vehículos, uno modelo Trax, y otro modelo Tucson, así como armamento, por lo que ya “se investiga si tiene una posible relación con los hechos ocurridos en la palapa “Los Potros”.
El fiscal señaló que en el domicilio ubicado en el predio donde ocurrió el multihomicidio, se localizaron varias tarjetas de teléfono, así como una tarjeta con diversos números y datos, memorias USB y otros artefactos “que son analizados por la FGE para establecer si hay alguna relación entre lo ocurrido y el contenido de los mismos”. La FGE ha realizado 207 actos de investigación entre ellas 19 entrevistas, 48 dictámenes periciales, 12 informes de policía ministerial, 81 solicitudes de información a dependencias, cuatro inspecciones y el aseguramiento de 8 objetos.
La investigación de los delitos cometidos es la función de la Fiscalía y la prevención es responsabilidad de la Secretaría de Seguridad, a cargo de Hugo Gutiérrez Maldonado.
Saque usted sus conclusiones para ver quién cumple y quién no.
Reflexión
En seis meses mejorará la seguridad en el país y en estados como Veracruz, dijo el presidente López Obrador, con lo que empató la promesa del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, de que en seis meses acabaría con la delincuencia. Yunes no cumplió, ojala el presidente sí, por el bien de todos. Escríbanos a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas