Estudiantes de la Licenciatura de Lengua Inglesa de la Universidad Veracruzana (UV) transmiten sus conocimientos del idioma inglés a alumnos de los niveles primaria, secundaria y bachillerato de colonias marginadas de esta ciudad.
Esta acción forma parte del programa English for Underserved Communities, diseñado por Itzel Abigail Herrera Gómez, egresada de la máxima casa de estudios y miembro de la Red Talloires Network, organismo conformado por 76 universidades de 31 países, cuyo objetivo principal es garantizar el acceso a la educación como un derecho humano universal.
Comentó que, tras la Declaración de Veracruz, signada en el marco de la Talloires Network Leaders Conference 2017 (TNLC), de la que la UV fue sede, automáticamente adquirió el compromiso de promover la responsabilidad social y el acceso a la educación entre la comunidad universitaria.
La joven, quien fuera representante de México y de la UV en la TNLC, dio a conocer que a lo largo de su trayectoria ha desarrollado varios proyectos orientados hacia este objetivo; sin embargo, entre septiembre y noviembre del año pasado diseñó esta estrategia encaminada hacia la enseñanza del inglés, que en un principio estaba destinada a zonas marginadas y aledañas a la ciudad de Xalapa.
En diciembre, el proyecto fue presentado en Haifa y Jerusalén, Israel, dentro de la University Social Responsability Summit 2018.
A su regreso, ya tenía identificados a los voluntarios y el programa inició en enero de este año en beneficio de usuarios de la Casa UV Molino de San Roque, instancia que opera a través de la Dirección General de Vinculación Universitaria (DGVU).
La egresada de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), quien actualmente también desarrolla su tesis de la Licenciatura de Lengua Inglesa, contactó a estudiantes de este último programa educativo (PE) que no sólo tienen el compromiso de prepararse, sino también de compartir el conocimiento.
“Muchas veces los proyectos se llevan a cabo y las prácticas se realizan en institutos privados o en otros que no tienen la misma necesidad que las comunidades vulnerables”, resaltó Abigail Herrera.
Precisó que es la primera vez que en la Casa UV Molino de San Roque se implementa un proyecto de este tipo, pues generalmente son alumnos del Área de Ciencias de la Salud quienes desarrollan sus prácticas profesionales en ese espacio.
A la responsable de la Casa UV y a los usuarios les pareció interesante la idea, pues muchas veces los niños y adolescentes no tienen conocimientos del inglés y conforme avanzan se enfrentan a varios problemas en sus escuelas.
“Con esto erradicamos un problema y a la par brindamos acceso a la educación, les otorgamos herramientas, conocimiento y aprendizaje muy valioso.”
Dicha actividad para los voluntarios también es benéfica toda vez que practican en la realidad, y al impartir la clase se dan cuentan cómo es un grupo, así como el entorno emocional, familiar y psicológico del alumno, aspectos que muchas veces representan una barrera en el aprendizaje.
Herrera Gómez destacó que la UV tiene mucho potencial que debe ser explotado, “y si tenemos los medios para vincularnos internamente es bueno hacerlo y fortalecerlo”.
Aseguró que, si el proyecto continúa, se procurará favorecer a niños y adolescentes de otras localidades donde también se ubiquen otras Casas UV.
“Creo que estoy ganando mucha experiencia y en algún momento me servirá”
Claudia Alicia Cruz Meza, voluntaria de este programa y quien cursa el octavo semestre de la Licenciatura en Lengua Inglesa, expresó que esta experiencia no solo la beneficia a nivel personal sino también laboral, ya que es la primera vez que trabaja con adolescentes, en este caso de tercer grado de la Telesecundaria “Emiliano Zapata”.
Compartió que sus nuevos alumnos –a los que enseña una vez a la semana– tienen mucha disposición de aprender, y aunque a veces se les complica el aprendizaje al no tener mucho contacto con el idioma extranjero, siempre dan lo mejor de sí para aprenderlo.
Claudia manifestó que para los jóvenes es una gran oportunidad porque les comparten un poco de los conocimientos que ellos como universitarios han adquirido durante su formación.
Gustavo Aurelio Hernández Cano también imparte clases en ese mismo plantel educativo, y reconoció que al inicio del curso detectó varias deficiencias en el grupo.
“Por ejemplo, en cuestión de vocabulario y gramática no estaban mal pues el libro que llevan los ayuda un poco, pero he tratado de hacerlos hablar y que usen el idioma de una forma no tan estricta.”
De enero a la fecha ha notado que los alumnos tienen más confianza y preguntan aspectos que incluso no están en el libro.
“En la carrera nos preparan para ser maestros, ya había trabajado con niños, pero nunca con un grupo tan grande, me siento orgulloso de que me hayan tomado en cuenta y espero que mi esfuerzo se vea reflejado en ellos.”
Ana Paula Juárez López, estudiante de octavo semestre de Lengua Inglesa, comentó que ella está al frente de tres grupos de esa telesecundaria y de un telebachillerato.
“Estamos acostumbrados al modo de enseñanza de los maestros de la Facultad, más abierta y amena, en comparación con este nivel donde los orientan de forma más estricta.”
A pesar de que piensan que el inglés no les servirá para nada en la vida y que es como cualquier otra materia que deben aprobar, sus alumnos se encuentran motivados por aprender.
Hay algunos jóvenes que ya dominan el idioma porque vivieron en Estados Unidos y tuvieron que regresar a México, pero aun así les cuesta la gramática o el vocabulario.
Pese a que reconoce que los maestros de esas escuelas tienen una gran responsabilidad al impartir todas las materias, lamentablemente no hacen uso del idioma, “imparten lo que el libro les indica”.
Finalmente, agradeció el respaldo de la responsable de la Casa UV Molino de San Roque y de las autoridades escolares, quienes reconocen el cambio de actitud y de aprovechamiento que muestran hoy en día los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato.
Cabe mencionar que en el proyecto también participan: José Martín Roque Medina, Hannia Jazivé Rojas Pucheta y Karla Alba Robles.
Claudia Peralta Vázquez / Prensa UV