Olivia Márquez Fernández, integrante del Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor) de la Universidad Veracruzana (UV), mencionó que México posee una amplia biodiversidad de plantas y hongos que correctamente aprovechada puede ser una gran fuente para nuevos fármacos y bioplaguicidas.
“El país posee un conocimiento ancestral en farmacología folclórica, que se encuentra documentado y puede ser usado para este fin”, aseveró.
La investigadora impartió el 29 de marzo en el Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) el seminario “Los metabolitos secundarios de plantas, hongos y sus interacciones: fuente de fármacos y bioplaguicidas”, que estuvo dirigido a estudiantes de posgrado e investigadores de esta entidad académica.
Olivia Márquez relató que debido a su posición biogeográfica y a su intrincada orografía, México es poseedor de una gran variedad de climas y de un amplio mosaico de especies que incluye una diversidad fúngica y vegetal enorme, de la que se conoce muy poco.
“Al día de hoy el conocimiento de la microbiota nacional es de aproximadamente de entre cinco y seis por ciento”, aseguró.
La investigadora comentó que las plantas son la fuente de todos los compuestos que actualmente son usados como medicamentos, y también de muchos plaguicidas de síntesis –conformados por químicos sintéticos– que son nocivos para la salud humana y del ecosistema.
Enunció que una propuesta viable es la búsqueda de metabolitos bioactivos, que tengan la capacidad de ser nuevos fármacos o bioplaguicidas efectivos que combatan plagas sin ser tóxicos para el ser humano y el medio ambiente.
Declaró que mientras otras naciones poseen cultivos extensivos de especies de plantas nativas del país como la vainilla y el cacao, no se aprovechan los compuestos de plantas con bioactividad, y este conocimiento muchas veces se queda guardado a nivel de laboratorio, jamás se extrapola al exterior para crear patentes con él.
Olivia Márquez enfatizó que es fundamental integrar los conocimientos de ciencia básica en el área de la química con la experiencia de los agrónomos y las personas que habitan en el campo, y a partir de allí realizar colectas de plantas y hongos de forma consciente, además de generar cultivos in vitro que puedan ser aprovechados sin dañar la biodiversidad.
Carlos Hugo Hermida Rosales/ Prensa UV