Prefacio.
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Nunca resulta fácil pagar las deudas. Aún más complicado resulta cuando se trata de aquellos compromisos que nosotros no adquirimos, sino que los “heredamos”.
La noche del pasado lunes, el gobernador Cuitláhuac García subió a su cuenta de Twitter el siguiente mensaje:
“Con el objetivo de sanear las finanzas de las dependencias estatales y Organismos Públicos Descentralizados (OPD), la Secretaría de Finanzas y Planeación (@sefiplanenlace) ha firmado un acuerdo para solventar los adeudos que heredaron administraciones pasadas”.
Al respecto, el representante de los empresarios acreedores del gobierno estatal, englobados en una asociación a la que denominaron “SOS”, Jesús Castañeda Nevares, reconoció la “total disposición” por parte de la Secretaría de Finanzas para cubrir los pasivos que ascienden –al menos con ellos- a poco más de 465 millones de pesos, y anticipó que esta misma semana, de manera paulatina, podrían estar saliendo los primeros pagos.
Estos empresarios se reunieron con el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, y acordaron que al terminar el proceso de comprobación de la deuda, se empezarían a cubrir los pagos.
Sin embargo, la sorpresa que se han llevado los empresarios adheridos a esta organización, es que cuando han acudido a las unidades administrativas se han topado con pared. No reconocen la existencia de ningún acuerdo o “minuta” con el titular de Sefiplan y les anticipan que no habrá pagos porque “no hay dinero”.
Indagando en la burocracia estatal, los angustiados acreedores se han enterado de que atrás de este rechazo está la mano del “primo incómodo”, Eleazar Guerrero, subsecretario de Administración y –según algunas voces- el “poder tras el trono” en el manejo de los recursos del Estado.
Los empresarios ya vivieron esto con Javier Duarte (los mandaban con Tarek Abdalá, quien les daba largas y nunca pagaba); con Flavino Ríos (se los mandaba a Antonio Gómez Pelegrín, hasta que llegó Clementina Guerrero, que le cerró el cajón al gobernador interino) y con el propio Miguel Ángel Yunes, quien no sólo no les pagaba, sino que amenazaba con meterlos a la cárcel “por sus vínculos con la pandilla de ladrones del Duartismo”.
La solución es sencilla: ¡Paguen!
No tiene que ser hoy, o mañana. En principio, tienen que reconocer la deuda y enseguida sentarse con los acreedores y establecer compromisos serios, en los que se vea que ya Veracruz cambió, que la Cuarta Transformación llegó a la entidad.
Algo como lo que, en el Poder Judicial, está haciendo su Presidente, Edel Álvarez Peña.
Ya admitió que hay un pasivo con el Instituto de Pensiones del Estado (IPE), por 43 millones de pesos, deuda que ya existía cuando él asumió el cargo. Primero intentó que le fuera condonada, pero en virtud de que ese organismo se negó a hacerlo, entonces está trabajando ya en el diseño de un convenio que le permita cubrir ese rezago en un plazo que convenga a ambas partes.
Si se debe, se paga, en la medida de las posibilidades.
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Epílogo.
filivargas@nullgmail.com