Rafael Flores Peredo, académico-investigador del Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor) de la Universidad Veracruzana (UV), afirmó que el incendio que devastó 500 hectáreas de la Reserva Ecológica “San Juan del Monte” es un ecocidio de gran magnitud y sus efectos repercutirán negativamente en toda la región.
“Los bosques no sólo son árboles, sino un sistema completo que involucra muchas comunidades de seres vivos que conforman un ecosistema dinámico”, mencionó.
Flores Peredo relató que San Juan del Monte fue decretado reserva ecológica en 1980, con el fin de darle a la sociedad un escenario educativo y de investigación, así como para conocer el manejo y aprovechamiento de los recursos forestales.
Compartió que esta reserva posee una superficie aproximada de 609.62 hectáreas formadas principalmente por bosque mixto, en el que se encuentran diversas especies de pino-encino, algunas de ellas categorizadas dentro de la Norma 059 de protección de especies de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
También cuenta con un gran reservorio de especies animales, entre las que están 55 especies de mamíferos silvestres, 50 de aves, 27 de reptiles y seis de anfibios.
El investigador explicó que el incendio de esta reserva ecológica generará un desplazamiento de las especies que allí habitaban a zonas más elevadas de la región, lo que ocasionará competencia con las que viven allí.
Mencionó que con esta catástrofe los mamíferos más afectados fueron los pequeños, entre los que se encuentran ratones, ardillas, ardillones, musarañas y tuzas, muchos de los cuales son de hábitos arborícolas.
Comentó que de las especies de aves que habitan en esa reserva, gran parte de ellas son migratorias y usan este lugar de manera estacional para descansar e iniciar su proceso reproductivo, por lo que este incendio va a generar un efecto negativo sobre sus poblaciones.
Flores Peredo compartió que la Reserva Ecológica “San Juan del Monte” tiene escaso manejo forestal y no tuvo práctica de raleo –eliminación de árboles con el objetivo de dejar ejemplares fuertes y grandes–, y en la que se dio el incremento de materia vegetal muerta.
“Cuando los árboles crecen a corta distancia entre ellos compiten por los recursos, lo que provoca que el diámetro de su tronco sea pequeño y sus copas estén juntas, y ocasiona que un incendio forestal se propague con facilidad.”
Agregó que aunado a esto, la acumulación de materia vegetal muerta como hojas y pequeñas ramas actúa como combustible para el fuego.
El catedrático enfatizó que para prevenir futuros incendios forestales es necesario que las reservas ecológicas cuenten con brigadas comunitarias que cumplan las tareas de limpiar el bosque de exceso de materia muerta, de hacer brechas anti-incendio y actividades de raleo.
Afirmó que aunque las catástrofes son inevitables, todas estas acciones evitan que el fuego se propague y arrase con grandes extensiones. Además, es necesaria una excelente coordinación entre las autoridades de todos niveles y las comunidades que se encuentran alrededor de las reservas ecológicas, para así prevenir y estar preparados ante este tipo de incidentes.
Carlos Hugo Hermida Rosales/ Prensa UV