Políticos católicos no es lo mismo que católicos políticos. La Iglesia siempre ha actuado en política y desde luego es un poder real en la sociedad. Su influencia y su capacidad de crear opinión en las personas siguen siendo fuerte. Sin embargo el México laico y liberal en el que hemos vivido, independientemente de las restricciones constitucionales y legales para las iglesias, ha mantenido una especie de pacto social tácito que se ha respetado y, en mayor o menor medida, la separación entre iglesias y Estado. Aun así, sabemos la influencia que tiene sobre todo la Iglesia católica en muchas de las políticas públicas.

Hasta ahí se entiende bien esa convivencia o tolerancia a las incursiones de la fé en ciertos temas o problemas públicos. Lo que es nuevo, por lo menos tan abiertamente como ahora lo está haciendo la iglesia católica veracruzana, es utilizar ciertas frases o palabras públicamente en relación a situaciones o funcionarios públicos, entrometiéndose directamente en el campo político, hablando sobre preferencias políticas, partidistas e incluso denostando el actuar de una autoridad.

En la tradición mundial, la Iglesia más política que ha habido y que existe es sin duda alguna la católica. Ni las iglesias musulmanas, ni las cristianas, ni la judía o las hinduistas o budistas, han tenido la inclinación permanente de actuar en la esfera política como la católica. Los ejemplos y momentos históricos de esto son muchísimos y, en muchos casos, trágicos, sangrientos, crueles.

No estamos hablando aquí de la importancia del papel de la sociedad civil en la vida y problemas públicos. Las iglesias no son sociedad civil, las iglesias son iglesias, y en el caso de la católica son un poder y son políticas.

Desde luego en la Iglesia católica hay grupos y tendencias políticas, las hay desde las más de derecha hasta las más de izquierda, pero todas son políticas, hasta el tuétano.

Una cosa es lo que hacen las iglesias en su trabajo social y en su labora hacia cuidar valores o creencias, y en ello va mucho de un trabajo constructivo social y comunitariamente, lo cual es loable, y otra cosa es opinar y hacer juicios absolutos sobre situaciones, problemas públicos, autoridades y gobierno, o sobre contextos políticos, situándose en una posición de juzgador o más bien de jugador político, lo cual no sólo no es aceptable, sino que es absolutamente irresponsable, precisamente por la tergiversación que la iglesia puede tener en la opinión de sus seguidores.

Aquí es pues donde hablo de católicos políticos. La iglesia católica veracruzana está haciendo un juego político, está jugando al político, y están armando una estrategia para tener logros políticos y poder de negociación política.

Es realmente paradójico que esa tendencia de la Iglesia católica a lo largo de la historia y en múltiples escenarios y lugares no sólo no ha promovido más bienestar social, sino que lo ha frenado o atrasado. La iglesia católica es un espacio no sólo autárquico, conservador o anquilosado, ha sido y es un factor de atraso social, pobreza e ignorancia que ha mantenido a la mayoría de los países mayoritariamente católicos en el atraso tanto material como psicoemocional.

Esto resulta también en una paradoja porque su hermana la Iglesia cristiana, con todas sus denominaciones, evangélica, protestante, luterana, anglicana, metodista, bautista, etc., han sido y son un factor de mayor libertad y desarrollo en las sociedades donde se expandió, provocando países más desarrollados, libres, democráticos, y donde se han logrado mayores y mejores niveles de vida y bienestar. Esto está muy estudiado en lo que significó un cambio paradigmático a partir de la ética protestante en países anglosajones primero y luego en otras latitudes.

Lo paradójico también viene de que hoy mismo son sociedades más laicas aquellas donde las iglesias tienen una presencia más “natural” y fluida en la vida pública como en Reino Unido o en Estados Unidos, y sociedades menos laicas las nuestras donde se decretó la separación de la iglesia y el Estado.

Los países latinos y católicos se han caracterizado por el corporativismo, un Estado Benefactor mal interpretado por una falta de solidaridad social muy fuerte, por el asistencialismo, la cultura del chisme, y todo ello en un contexto híper político donde la vida social, política, comunitaria era lo más importante. Todo una serie de falacias que vienen de esa cultura católica.

En cambio en los países de la ética protestante, que luego también fue copiada por la disciplina de los países orientales, prevaleció la ética liberal, la del individuo sobre toda las cosas, el valor de la persona antes que otra cosa, un Estado Benefactor surgido de una verdadera solidaridad entre actores sociales.

La Iglesia católica veracruzana, los católicos políticos veracruzanos, nos quieren mantener ahí, en el atraso y control social a través de una visión corporativa, que niega al individuo, que niega a la persona, que niega la libertad.

Hoy todavía salen mencionando conceptos que no existen como el de la antropología marxista, cuando Marx nunca se metió en esos términos con la familia o con la sociedad, lo cual sólo demuestra no sólo una cerrazón mental, sino también una falta de lectura de Marx. Por donde se le vea, es un discurso, el de los líderes católicos veracruzanos, de las tinieblas y de las cavernas, al contrario de lo que ellos dicen, otra paradoja.

Pero independientemente de ello, lo que sí es novedoso es querer interferir o intervenir en la política, opinar particularmente y personalmente sobre un funcionario, querer decirle al gobierno lo que tiene que hacer. Ahí sí no pasarán.

En una cosa sí coincido, vivimos en una cultura de la muerte, en una idolatría de la muerte, y no de la vida, pero ¡oh coincidencia!, y otra paradoja, la iglesia católica la incubó y la incuba, son ellos quienes la propagan y la esparcen con sus acciones y con sus políticas, todo lo contrario a lo que en realidad dijo Jesús. Se trata pues de católicos políticos como fariseos, a los que Jesús denunció y confrontó.

La Iglesia católica veracruzana no promueve la vida, no interpreta y profesa los evangelios, no actúa con el ejemplo de Jesús. Ellos, esos católicos políticos, sólo quieren poder, y son simplemente políticos.