Marián López Fernández-Cao, directora de la Escuela Complutense Latinoamericana (ECL), visitó la Universidad Veracruzana (UV) para conocer la institución, reunirse con las autoridades así como con académicos y directivos, e impartir una conferencia en la Galería AP de la Unidad de Artes.

Ahí informó que del 14 al 25 de octubre la UV será sede de la ECL, una iniciativa de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) cuyo propósito es generar un espacio de colaboración y participación entre los profesores y alumnos hispanoamericanos,

Previo a su regreso a Europa, la académica concedió a Universo una entrevista en la que trazó un panorama de la ECL a 13 años de su fundación y explicó cómo opera a nivel internacional.

¿Cuál es la esencia de la Escuela Complutense Latinoamericana?

A través de la Escuela Complutense Latinoamericana, la Universidad Complutense de Madrid busca establecer lazos, sobre todo entre profesores, dando la posibilidad de que entren en contacto con sus pares en otras universidades pues es muy interesante el trabajo que se realiza a los dos lados del Atlántico, así como el enriquecimiento mutuo de los diversos puntos de vista.

Es una oportunidad que no podemos desaprovechar, que académicos e investigadores de una misma área, que no se conocen, tengan la posibilidad de encontrar un espacio común que se convierta en una semilla, es el germen de proyectos y docencias que se desarrollan en un futuro.

La filosofía de la ECL es abrir espacios comunes de trabajo entre el profesorado y hacia un alumnado muy diverso, porque además este último está ávido de conocer otras culturas, otros ámbitos. Venir aquí es una experiencia en la que el alumnado de España suele apuntarse rápidamente, además del procedente de Latinoamérica.

Durante 15 días se crea un ambiente muy interesante que conlleva las relaciones personales, porque al final de cuentas los seres humanos no solamente somos cognición, también somos emoción y damos un espacio de intercambio para el alumnado, que suele repetir la escuela; entre el profesorado se crea una complicidad que luego da lugar a muchos proyectos, a muchas redes y publicaciones, que también es la función de la universidad, de ahí su nombre, debe tener una función universalizadora.

No obstante, las diferencias son elementos enriquecedores para el pensamiento, porque sólo mejoramos cuando encontramos elementos diferentes que nos hacen pensar; eso es lo que intentamos con la escuela, poner en relación ideas, personas, situaciones y momentos académicos que puedan revertir en nuevos proyectos y nuevas experiencias.

Esto coincide con el impulso a la internacionalización establecido en el Programa de Trabajo Estratégico 2017-2021 de la UV…

En el mundo globalizado en el que vivimos no puede ser de otra manera, creo que casi todas las universidades no se nutren sólo del alumnado que tenemos a nuestro alrededor, sino de uno que además fluye, que va de unos lados para otros; además, vivimos en una sociedad que por un lado está globalizada, pero por el otro está homogeneizada y lo que buscamos es romper esa homogeneización, es casi un pensamiento único.

Esto es esencial, ya que la diversidad se trabaja a través del contacto personal y del contacto académico personal; es cierto que vivimos una sociedad internacionalizada, pero también va teniendo más miedo en algunos casos y creo que, como decía Miguel de Unamuno: “el racismo se cura viajando y nosotros creemos que el pensamiento limitado también se cura viajando, es decir, conociendo a personas, compartiendo experiencias y pensamiento corporeizado, el que no proviene de los libros sino de las personas, del trabajo conjunto, del comer juntos, el pensar juntos, que es de donde surge un conocimiento humanizado y desde la Universidad Complutense creemos que es fundamental”.

Nuestra universidad tiene muchas maneras de internacionalizarse, pero la Escuela Complutense inició en 2006 como un proyecto que le interesó al Rector en ese entonces, le pareció interesante establecer lazos con Latinoamérica desde una forma más puntual, (vínculos) que ya existían, pero eran a través de convenios o entre un profesor y otro.

Nosotros lo que ofrecemos es ese espacio común basado en la absoluta igualdad, la absoluta confianza en el saber y entre las personas, porque juntos podemos conseguir mucho más que trabajando de manera más atomizada.

La ECL ha generado una manera de trabajo conjunto muy afectuosa, armoniosa y basada en las relaciones personales, pero por supuesto también en el saber académico y en el saber investigador. Casi siempre después de cada curso, de cada escuela, se generan multitud de proyectos.

En general, trabajamos con universidades públicas, también tenemos que agradecer al Banco Santander porque es el patrocinador que confía plenamente en el proyecto pues ha funcionado muy bien y creo que lo seguirá haciendo durante muchos años porque está vivo.

¿Cómo operan los cursos de la ECL?

Abrimos una convocatoria que dura aproximadamente cuatro semanas, en las que intentamos que todo el profesorado de la Complutense y de la universidad sede, en este caso la UV, sepa que pueden presentar una propuesta.

En los sitios de Internet de ambas instituciones se habilita el directorio de las universidades para que los profesores conozcan los campos de trabajo y quiénes son sus homólogos o contrapartes; se escriben un email –y es una experiencia bonita porque no se conocen o quizá han leído un artículo–, se ponen en contacto, arman un programa de 50 horas en las que 25 horas se imparten en la primera semana y las 25 restantes en la segunda; 12 horas y media las imparte un profesor de la Complutense y el mismo número de horas las imparte un profesor de la universidad sede.

En esta ocasión, la Escuela será del 14 al 25 de octubre, dos semanas en las que los profesores españoles imparten docencia de manera escalonada, es decir, un académico visita la institución la primera semana y otro lo hace durante la segunda semana.

Hay una comisión mixta que integran, por un lado, autoridades de la Complutense como la Vicerrectora de Relaciones Internacionales, el Director de la Fundación General de la Universidad Complutense y la Directora de la ECL. Por parte de la UV se establecerá un comité similar.

Buscamos que entre las propuestas haya un equilibrio de áreas académicas y, por nuestra parte, que el profesorado que se presenta tenga cierta combinación de investigadores y catedráticos jóvenes que no han vivido la experiencia para generar nuevos proyectos.

También buscamos que los cursos beneficien a un alumnado que tendrá una experiencia única porque durante dos semanas convivirán con pares de muchas regiones del mundo, con un tándem de cuatro profesores que van a trabajar para ellos y cuantos más puedan aprovechar esta experiencia, mejor.

¿Cuáles son sus impresiones a partir de esta visita a la UV?

La UV tiene todas las áreas, hemos conocido el herpetario, hemos visto algunas de las dependencias como su fantástica biblioteca y la sala de conciertos y creo que, visualizando un poco el campus de la Complutense con este campus, encuentro fácilmente las líneas de trabajo; por ejemplo, tenemos una línea de veterinaria que cuenta con los mejores niveles internacionales y que despertó mucho interés en la reunión que tuvimos con directivos y vicerrectores.

En medicina, oftalmología y una de las grandes investigadoras de nuestra universidad, María Vallet-Regí, experta en biomedicina y nanotecnología, así como nanomateriales para combatir el cáncer y que ha recibido múltiples premios.

Ustedes, en la UV, tienen una maravillosa Facultad de Derecho como también la Complutense, y creo que puede ser una muy buena experiencia.

Algunos de los cursos implican realizar trabajo de campo o realizar visitas a distintas instituciones; no sabemos los cursos que saldrán de esta edición, pero no me cabe la menor duda que habrá un curso que trabaje en campo y en el Veracruz real, no sólo el de las aulas.

En nuestra experiencia, el alumnado disfruta más que nuestros profesores porque están durante 15 días y tienen toda una experiencia académica con dinámicas muy activas y participativas; se hacen amistades que perduran toda la vida, es verdad que muchos repiten porque es una experiencia única, encuentran muchas coincidencias y una comunidad de estudiantes muy diversa.

David Sandoval Rodríguez / Prensa UV