Desde su creación, la existencia de los organismos públicos locales electorales (OPLEs) ha sido fuertemente cuestionada. En principio, por la dependencia política y económica de los gobiernos en turno –lo que incidía claramente en su certeza e imparcialidad-, por el enorme gasto que representa aún en los años que no realiza elecciones, y finalmente, porque una buena parte de la chamba de un proceso electoral tiene que realizarla el INE.

Bajo el argumento de que se trata de promover la cultura democrática y realizar actividades para la construcción de una ciudadanía participativa, los años en que no se realizan elecciones, consejeros, funcionarios y empleados del organismo local gozan prácticamente de un año sabático. Su función se reduce a rendir informes, realizar actividades de cultura política y actualizar la información estadística. Todas ellas tareas accesorias y prescindibles frente a la función sustantiva que se realiza cada tres años: organizar elecciones.

En el caso de Veracruz, el organismo ha transitado por un largo camino, desde la creación de la Comisión Estatal Electoral –organismo dependiente del gobierno-, hasta su primera versión como organismo autónomo llamado Instituto Electoral Veracruzano (IEV), hasta llegar a lo que hoy conocemos como el OPLE.

La institución ha tenido de todo: consejeros electorales actuando como verdaderos operadores políticos al servicio del gobierno y el partido que los propuso, directivos con un gran prestigio profesional y académico, buenos y malos funcionarios, hasta la creación de un servicio profesional de carrera que en algunos casos suman ya veinte años como es el caso de su actual Secretario Ejecutivo.

Luego de un par de elecciones de gobernador, en las que se registró una histórica doble transición política, el OPLE Veracruz ha dado muestras de verdadera autonomía, aún sobre el enojo y las presiones políticas ejercidas por los partidos políticos y candidatos perdedores de cada contienda. Sin embargo, hoy su futuro está en riesgo y podría tener las horas contadas, como en el resto del país.

La obsesiva pretensión del Presidente López Obrador por dinamitar los mecanismos de contrapesos, así como el antecedente de lo sucedido en la elección de gobernador del estado de Puebla, ha vuelto a traer a la mesa la discusión sobre la desaparición de los OPLES,  para entregar enteramente al INE la organización de las elecciones locales.

Frente a la austeridad republicana que defiende Morena, esta vez, de poco valdrán los argumentos federalistas de la autonomía de los estados y que se trata de elecciones distintas, ya que los organismos locales organizan también de los procesos para la elección de Ayuntamientos.

Con su mayoría legislativa en San Lázaro, Morena prepara una nueva reforma electoral que busca hacer las elecciones “más baratas”. Toda vez que no hay debate sobre la equidad y transparencia de estos organismos, la propuesta se centra en el alto costo que representan las elecciones, algo con lo que la mayor de los ciudadanos está inconforme.

El diputado morenista, Sergio Gutiérrez Luna, responsable del tema en la bancada, aseguró que la reforma que presentará su partido parte de dos ejes: mantener la austeridad, y convertir al INE en un auténtico Instituto nacional.

De tal forma, Morena apuesta por una cirugía mayor en materia electoral y alista una reforma para desaparecer los institutos estatales electorales (OPLEs), concentrando todas las funciones y responsabilidades en el INE; reducir el financiamiento a los partidos en 50%, descentralizar la fiscalización de partidos y campañas, y finalmente, disminuir plazas y salarios como lo establece la nueva Ley Federal de Remuneraciones.

No obstante, también se propone estrechar orgánica y presupuestalmente al INE, a pesar de que tendría nuevas y múltiples obligaciones al hacerse cargo de 32 elecciones de gobernador, mil 124 de diputados locales y 2 mil 458 de ayuntamientos (517 por usos y costumbres), más las consultas, referendos y plebiscitos de las leyes de participación ciudadana.

La iniciativa podría ser presentada antes de que concluya el mes de febrero. De aprobarse, estaríamos ante un escenario donde el órgano electoral local habría organizado, el año pasado, sus últimas elecciones. No son buenos tiempos para las instituciones electorales.

Paradojas de la democracia: la organización de elecciones verdaderamente libres, hoy podría costar a los organismos electorales locales su desaparición.

Las del estribo…

  1. Desaparece un supuesto sobrino del Secretario de Gobierno; secuestran al ex alcalde de Tequila, Heriberto Domínguez; plagiaron a joven estudiante del Tecnológico de Veracruz; ejecutan transportista en Córdoba; asaltan a mano armada a una pareja a dos cuadras del palacio de Gobierno. ¿En verdad la policía estatal no tiene responsabilidad alguna? ¿Tiene la Fiscalía algún resultado de estos y cientos de casos más? Sigan peleando.
  2. Si el gobierno de Cuitláhuac García piensa que el doctor Fernando Castillo Acevedo –quien hoy fue cesado como titular de la Dirección de Atención Médica de los Servicios de Salud de Estado luego de que se difundiera una fotografía donde muestra una boleta electoral marcada a favor de Miguel Ángel Yunes Márquez- es el único que se les coló, entonces se entiende el por qué están haciendo agua en tantas áreas.