En Veracruz y en todo México, se hacen costumbre, más desapariciones, homicidios, robos, secuestros, corrupción, saqueos, delincuencia y violencia en general, que afectan vida y patrimonio de la población. Millones de delitos sin denunciar, procesar y castigar.
Irresponsables quienes confunden estadística con vida humana; ineptos o incapaces, los que se refugian en pretextos porcentuales o excusas ancestrales, “mal de muchos…consuelo de tontos”.
La Historia incansable, se repite. El peor error de muchos de los que llegan al poder público, es creer que por el simple cambio de gobernantes los problemas se resuelven, en automático o milagrosamente.
Durante décadas y siglos, ha sido y es, caro y costoso para la sociedad, padecer el comportamiento imprudente de quienes dicen gobernar, y se auto justifican repitiendo excusas y pretextos, y sosteniendo que “echando a perder se aprende”; o exagerar, echándole toda la culpa al pasado e incrementando entretenimiento, distracción pública y desahogo popular.
No hay que ser experto, ni especialista en economía para entender las consecuencias de pobreza, hambre e inconformidad social, que causan el poco o nulo crecimiento, ocasionado por la mediocre y costosa política oficial de fomento económico; baja inversión privada, y reducida y corrompida inversión pública; desempleo, subempleo e informalidad en aumento; crisis financiera de los gobiernos con deuda pública creciente; y el empobrecimiento de millones y millones que por generaciones, padecen limitaciones y sacrificios; empobrecimiento acentuado, por las presiones inflacionarias.
De ahí que a solo unos meses del inicio, hay que reconocer aspectos y objetivos del intento. Se nota que, errores y defectos aparte, la Cuarta Transformación, pretende atender motivos y alcances del hartazgo social y la inconformidad existente de millones de pobres, marginados y hambrientos; y asimismo, reconocer que es necesario y hasta determinante, apoyar un cambio de gobierno que se caracterice, por establecer desarrollo y bienestar social como prioritarios.
Y también aceptar, al mismo tiempo, que para encabezar el cambio verdadero, hay que identificar aciertos y errores, para responder y actuar en consecuencia. Es imprescindible evitar ceguera o insensibilidad; no ocultar o negar, ni minimizar esa realidad que muestra e impone sus características y alcances.
Determinante, que los servidores públicos sirvan, estén dispuestos y sean capaces, de enterarse y enfrentar con éxito, el notorio crecimiento de la actividad delictiva que, de innumerables formas, afecta y daña la vida y el patrimonio de la población.
Hoy por hoy. Lo más seguro, es que aumenta la inseguridad y sus consecuencias afectan, a más y más personas.
De ahí que es lamentable y preocupante, enterarse que hay quienes se empeñan en declarar y asegurar, que cuestiones como la inseguridad disminuyen, ante su supuesta intervención.
Nada más penoso que tener que corregir y aceptar, casi de inmediato, que las cosas van de mal en peor.
Una y otra vez. De muchas formas la realidad real prueba y comprueba que deben cambiarse y ajustarse, los gobiernos que no pueden con su responsabilidad social; que deben removerse los servidores públicos, que no sirven, y sancionar a los que incurran en culpabilidad; y que siempre, se debe reaccionar y aplicar la ley, cuando se incrementan, los parásitos, saqueadores y vividores del erario público.
Urge erradicar la impunidad, que aumenta cuando no se sanciona, y convierte a delincuentes, en intocables y reciclables.
De igual forma, urge ajustar y cambiar la costosa comunicación social oficial, orientada hasta hoy, en general, a hacer padecer a diario, una y mil formas de distracción y manipulación, que enajenan, niegan, distorsionan o minimizan lo que a diario sucede.
Como siempre, al abordar temas como inseguridad pública y pobreza, se llega a conclusiones y enseñanzas no aprendidas ni asimiladas, empezando porque no se asumen, bien y a tiempo, las responsabilidades y obligaciones ciudadanas. Apatía, desinterés y pasividad dominan a la población. Y la participación y evaluación, ciudadana y social, son mínimas, nulas y sin consecuencias.
Concretamente respecto a las formas para enfrentar y erradicar la inseguridad en aumento, en múltiples encuentros y cumbres de seguridad ciudadana, organizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo y otros organismos y gobiernos, predominan las propuestas de mejorar a) las políticas preventivas; b) fortalecer la capacidad de respuesta policiaca; pero también se advierte la necesidad de incorporar y aprovechar, c) la revolución tecnológica disponible; y, sobre todo, d) incrementar y fortalecer la participación y evaluación ciudadana y social, sin cuya presencia y aportación crecen las posibilidades de fracaso.
En fin, ¿Tenemos el gobierno que merecemos? ¿Qué hacemos para erradicar ineficiencia y delincuencia gubernamental? ¿Hasta dónde lleva la continuidad de la impunidad?
De ahí en insistir, que hay que participar permanentemente, de una y muchas formas, para gobernar al gobierno. Hacer realidad, el cumplir y hacer cumplir la ley.
Tener siempre presente, que el gobierno no puede estar por encima de la sociedad; está para servirla, no para servirse de ella. Es responsable ante ella y no al revés.
Así, frente a desafíos y retos presentes y futuros, es preciso defender logros y avances, casi siempre, alcanzados a través de enormes sacrificios, cuantiosos recursos y valiosos esfuerzos.
Distinguir e identificar buenos de malos gobiernos es fundamental, si se quiere hacer lo correcto.
Revocación estatal y municipal
Innumerables casos de Presidentes Municipales y Gobernadores Estattales, han resultados malos y peores, ocasionando cuantiosos daños y pérdidas, fracasos y atrasos. ¿Por qué no evitar que esto ocurra, una y otra vez?
El Presidente López Obrador, insiste y sostiene: “El pueblo pone y el pueblo quita (…) Me voy a someter a la revocación de mandato a mitad del sexenio, que sean ellos los que evalúen (…) Yo no me voy a quedar más tiempo del que se deba. No a la reelección”.
Pocos gobernantes y políticos se salvan y sobresalen. La mayoría, sobreviven en la lucha del poder por el poder, sin compromiso social, ni responsabilidad histórica, ni conciencia de los deberes y obligaciones del servidor público.
Revocación estatal y municipal ¿Se reconoce su trabajo y resultados. O se les despide?
Nadie está obligado a sostener y soportar malos y peores gobiernos.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH