Parafraseando Los Miserables de Victor Hugo:

“la sociedad es responsable de la noche que produce…

El culpable no es quien ha cometido el pecado,

sino aquél que ha hecho la sombra.”

El día de ayer, 15 de febrero, se publicaron en el Diario Oficial de la Federación los lineamientos para el otorgamiento del subsidio para el fortalecimiento del desempeño en materia de seguridad pública, FORTASEG, a los municipios y demarcaciones territoriales de la Ciudad de México y, en su caso, a las entidades federativas que ejerzan de manera directa o coordinada la función para el ejercicio fiscal 2019.

El subsidio del Fortaseg tiene un monto total de $4,009,124,098.00 (Cuatro mil nueve millones ciento veinticuatro mil noventa y ocho pesos 00/100 M.N.). Cuyo fin será “…apoyar la profesionalización, la certificación y el equipamiento de los elementos policiales de las instituciones de seguridad pública, así como al fortalecimiento tecnológico, de equipo e infraestructura de las instituciones de seguridad pública y a la prevención social de la violencia y la delincuencia”.

En el cálculo de la distribución de esos recursos, a los municipios de Veracruz le tocarían aproximadamente:

Ante estos programas y recursos cabe hacer la reflexión de la concepción o visión a partir de la cual se plantea el problema de la seguridad pública en el país y, en específico del papel de las policías.

A partir de las reformas constitucionales del año 2008, el artículo 21 de la Constitución le otorga a las policías unas responsabilidades más amplias en materia de prevención e investigación de los delitos, esto último bajo la conducción del Ministerio Público. Igualmente los artículos 132 del Código Nacional de Procedimientos Penales y el 77 de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, permiten a las policías recibir denuncias e investigar.

El problema actual es que existen muchas policías y todavía estamos entrampados en el tema de las competencias, cuando la discusión tendría ya que orientarse a establecer una articulación de todas las policías a partir de un Modelo Nacional con el que se defina con precisión las actividades que a cada una correspondan y en el que las policías municipales cuenten con mayor capacidad de investigación bajo la conducción y mando del Ministerio Público.

La situación real que tenemos en México y en Veracruz es que contamos con pocos policías. El estado de fuerza de las policías en México es muy bajo en comparación con otros países, y lo que se necesita es ir aumentando el número de elementos hasta alcanzar los parámetros que se recomiendan a nivel internacional.

En Veracruz se cuenta, de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública, con 8,511 policías, de los cuales 5,911 son estatales y 2,600 municipales. Esto representa 0.7 policías por cada 100 mil habitantes. El estándar nacional mínimo es de 1.8 policías por cada 100 mil habitantes.

Sin embargo, estos parámetros también se deben contrastar y planear con base en las necesidades operativas a fin de destinar mayores elementos a las regiones o sectores donde más se necesitan.

Ahora bien, independientemente del problema del número y calidad de los policías, se necesita que el enfoque o mirada en el combate al crimen cambie para transitar a una visión que tenga que ver con la importancia de las policías municipales y de proximidad en la solución de las violencias locales y comunitarias.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública del INEGI, el 73% de los conflictos son con los vecinos por aspectos como ruido o basura. Ello nos puede dar una idea de la trascendencia de contar con policías de proximidad que estén atentos a la conflictividad social desde la colonia o el barrio.

Esta perspectiva descargaría la saturación que tienen las agencias de los ministerios público y los fiscales por denuncias menores, y para ello se tiene que reconsiderar la propuesta de la justicia cívica a través de la cual se pueden solucionar muchos conflictos y delitos menores con trabajo con la comunidad. No solamente están las salidas de multas o arrestos que muchas veces nada solucionan, sino el de crear un verdadero sistema de justicia cívica con trabajo en favor de la comunidad como recuperación de espacios públicos, asistencia a asilos u hospitales, etc.

Policías de proximidad y justicia cívica pueden orientar sus esfuerzos a la mediación y a audiencias abiertas, orales y viedograbadas para mejorar la convivencia y prevenir los delitos menores.

Un programa de policías municipales desde el enfoque de la proximidad social y de la justicia cívica se debe basar en conceptualizar a los policías como facilitadores de la vida social para lo cual se debe capacitar a los mismos en habilidades conversacionales y de escucha, habilidades para realizar intervenciones específicas de solución de problemas.

Bajo esta mirada y con base en lo que ya la misma Constitución y las leyes les permiten hacer a las policías, es necesario reconfigurar sus funciones donde los policías municipales y estatales puedan recibir denuncias y atender a las víctimas.

Es por esto que al ver los programas nacionales y locales de seguridad pública y combate al crimen, o bien esquemas como FORTASEG o FASP, me queda la gran duda si seguimos concibiendo la seguridad pública, las violencias, el crimen, la prevención, y la procuración de justicia, desde una mirada de más violencia, de combate, de persecución, que además de seguir saturando al sistema con más casos y más impunidad, no están dando soluciones locales reales de creación de convivencia social ni de paz ciudadana.

Efectivamente es necesario, y en eso coincidimos, mayor número de policías, muchísimos más policías, pero unos policías que tengan habilidades distintas, policías de proximidad, que conozcan las problemáticas vecinales y locales, que reciban a los ciudadanos con sus denuncias, que los atiendan, escuchen, y que sepan mediar y solucionar problemas entre ciudadanos.

No se necesita más una mirada criminal ni criminalizante de la seguridad pública, se necesita una visión integral de justicia cívica que cambie por completo la percepción que tenemos los ciudadanos de nuestro policías.

Programas como FORTASEG pueden ser una herramienta viable también para todo esto. Más tecnología, más patrullas, más equipo está bien, pero también mejores policías municipales con los que los ciudadanos podamos conversar y en los que podamos confiar.

Mi reflexión final es que el esquema actual no sólo está fortaleciendo la impunidad o los cuellos de botella de la procuración de justicia, sino que principalmente está abriendo poco a poco más la puerta a contextos o situaciones de ingobernabilidad.

Por ello se debe dar un giro drástico. Independientemente de que a nivel nacional se cuente con una Guardia Federal, los estados y los municipios se tienen que articular con esa estrategia nacional a través de contar con policías que puedan tener capacidades de investigación y solución de problemas locales.