El que mucho presume, de mucho carece, dice un viejo refrán que por estos días debe estar atormentando al delegado del gobierno federal en la entidad, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, luego de los tremendos jalones de orejas que le propinó el mismísimo Presidente, Andrés Manuel López Obrador, este fin de semana durante su visita a Veracruz, pues a dos meses de haber iniciado la cuarta transformación, el censo del Bienestar, programa estrella de AMLO sigue incompleto.
Hay que recordar que antes del 1 de diciembre, cuando estaba más que claro el nombramiento de Huerta, se creía o eso nos hizo creer el ex coordinador de Morena en el estado, que el cargo de “súper-delegado” estaría por encima de cualquier secretario de despacho, inclusive, a la par del gobernador.
Y aunque algunos podrían argumentar que el sexenio apenas arranca, desde mucho antes Andrés Manuel ya había dado la clara instrucción de que quería terminado este censo el 1 de diciembre, plazo que ya venció y a diferencia de estados no muy destacados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, aquí en Veracruz no se ha podido terminar la tarea.
Todavía el 26 de diciembre, en una reunión con súperdelegados, Andrés Manuel les volvió a leer la cartilla para que se aplicaran y concluyeran de una vez el censo, para comenzar el 2019 de lleno con el programa… y, pues, nada, Manuel Huerta parece que no entendió o quién sabe, quizá simplemente no le dio la sapiencia para diseñar la estrategia de trabajo, ni con todo el aparato gubernamental desplegado a lo largo y ancho del territorio veracruzano pero, bueno, se quiso comer el pastel él solito y ahora ahí está la ventaneada a nivel nacional. ¡Puf!
Ni pex, como dicen los jóvenes, ya Andrés Manuel tuvo que pedirle al gobernador Cuitláhuac García Jiménez que le entre al quite, que le eche una manita a Manuel Huerta para concluir el censo de una vez por todas, y aunque luego luego declaró que se lleva un avance del 85 por ciento y que en 15 días lo terminan, el quemón y la picada de cresta del Presidente nadie se lo quita.
Vamos a ver si en los días y semanas siguientes, el naolinqueño Manuel Huerta Ladrón de Guevara sigue siendo aficionado a los lecheros y a las canillas del café de La Parroquia, a donde acude prácticamente todos los días para darse baños de prensa, a hablar de los temas que le pongan enfrente, en una parodia de las matutinas conferencias de prensa del Presidente López Obrador.
Las benditas redes sociales
“Si un intelectual ha hecho todo por el fomento a la lectura, es Daniel Goldin, director de la Biblioteca Vasconcelos que ha sabido granjearse el cariño de los trabajadores. Es una infamia que se le maltrate”. Elena Poniatowska @Eponiatowska
Sergio El Bailador escupe para arriba
Si hay un político que reúne la mayor carga de cinismo en Veracruz, ese es Sergio Hernández Hernández, quien en la Legislatura pasada, a la que llegó como diputado plurinominal (sin representar a nadie), hizo y deshizo como presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), inclinando alegremente la cerviz ante todos los mandatos del entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, su amo y señor.
A la presente legislatura también llegó en calidad de plurinominal, porque aunque se presentó a la elección como candidato a diputado de mayoría por Xalapa, los capitalinos lo mandaron al demonio.
¿Qué dice ahora? Que la actual legislatura, donde sigue siendo coordinador de la fracción panista, muy mermada por cierto, se ha convertido en una oficina de trámite del Ejecutivo del Estado, y no produce leyes que garanticen una mejora en las condiciones de vida o en la convivencia de los ciudadanos.
“Nosotros como grupo legislativo hemos mantenido el ritmo de trabajo, hemos presentado muchas iniciativas. Hemos presentado varios anteproyectos y leyes que creemos que benefician a los ciudadanos”.
Pero en el máximo grado de la desmemoria política, quien asumió los costos de imponer incluso fuera de la ley al Fiscal Anticorrupción y estaba presto a lograr la creación del municipio 213, con cabecera en Tres Zapotes, en demérito de Santiago Tuxtla, y a donarle a los alcaldes de Veracruz y Boca del Río (en realidad, a su propio partido y a la familia Yunes) bienes del estado como el Auditorio Benito Juárez y el balneario Mocambo, hoy se escandaliza por lo que él llama una entrega ciega de la bancada de Morena a lo que dictan desde Palacio de Gobierno.
La nueva mayoría de Morena ha sido improductiva, “están a expensas de lo que manda el gobernador, están volviendo este Congreso como lo era antes, una oficialía de partes del Gobernador, y si el Gobernador no dice para allá, ellos no se mueven”. Seguramente incluyó a su gobernador Yunes, que incluso tenía en Palacio de Gobierno la transmisión en vivo de las sesiones y daba órdenes de cómo debían comportarse cuando se discutía lo que le convenía políticamente.
Y por lo visto, tampoco tiene ya a sus asesores, porque señala que las propuestas aprobadas han sido mínimas: “no tengo la numeralia pero son muy pocos los dictámenes (aprobados), solo aquellos que se refieren a caprichos del gobernador, como la remisión de fiscal”.
Luego, luego, se nota que a los panistas que repiten y que en la anterior legislatura tuvieron tanto poder y dinero que hasta para francachelas pagadas por el erario tuvieron, están que arden porque hoy no tienen absolutamente nada. Por eso rasguñan, muerden, despotrican, y luego chillan cuando son evidenciados en los medios de comunicación y en las redes sociales.
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