Veracruz, Ver.- El temor cunde entre los piperos que trasladan combustible desde la Terminal de Almacenamiento y Despacho (TAD) de Pemex de la ciudad de Veracruz, conocida como “El Sardinero”, hacia estados del centro del país.
Los traileros temen que se les tomen fotografías o videos a la salida de El Sardinero, al inicio del trayecto de cientos de kilómetros que emprenderán para abastecer del combustible a otras entidades federativas, estrategia implementada por el Gobierno Federal por el cierre de ductos que se registra desde hace dos semanas para combatir el huachicol.
Detienen las unidades. Se bajan y encaran a quienes descubren que les tomaron una fotografía en el momento de abandonar la TAD de Pemex.
Se les explica el motivo. No contentos exigen una identificación. Ni así quedan satisfechos.
“Los asaltos están a la orden del día”, argumentan. “Tú no sabes lo que pasa en la carretera, ¿por qué tomas fotos?”.
“Son para prensa”, se les explica. “Nos asaltan, se llevan las unidades, nos matan”, insisten.
“Tienes que pedir permiso a la seguridad de la terminal para tomar fotos”, recomienda un trailero que rebasa los 40 años.
“Te van a llevar los de seguridad”, afirma.
Sin embargo, se le aclara que el trabajo se realiza desde la vía pública, no desde dentro de las instalaciones de Pemex.
El pipero camina hacia la salida la TAD. Platica con un trabajador de Pemex. Éste hace señas como preguntando que qué pasaba.
A la distancia se le responde con señas, imitando que se teclea sobre el tablero de la computadora, dándole a entender que se es de prensa.
El empleado de la Empresa Productiva del Estado toma unas fotografías de quien instantes antes grabó dos videos: el primero de 17 segundos con la pipa saliendo de la terminal y otro de 7 cuando pasa cerca y se detiene para preguntar para qué se utilizará el material.
El trailero se dirige a la caseta de seguridad. Habla con otro empleado.
Finalmente, el pipero regresa después de un par de minutos. Sube a su unidad, la enciende y emprende la marcha para cumplir con la entrega del combustible, mientras el que escribe le desea un buen viaje para que llegue salvo y sano a su destino.
José Juan García/Avc