El auditor general del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) Lorenzo Antonio Portilla Vásquez, dijo este miércoles a los diputados locales que de enero del 2007 a diciembre del 2016, es decir, durante los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte, fueron desviados del presupuesto estatal 33 mil 21 millones de pesos.
Cada uno de esos nueve años se desviaron en promedio 3 mil 600 millones de pesos.
El contralor agregó que en 2017 el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares también desvió recursos por 1, 133 millones de pesos. Falta saber a cuánto asciende lo desviado en 2018, segundo y último año de su gestión. Pero tomando en cuenta que fue año electoral y que apoyó con todo a su hijo como candidato a sucederlo en el cargo, el desvío puede ser -mínimo- del doble.
Sobre estos desvíos existen 158 denuncias penales a las que nadie ha hecho caso y están empolvándose por ahí.
En relación a la palabra “desvío”, estarás de acuerdo conmigo lector que es un eufemismo baboso que no tiene razón de ser. Desvío sería que se construyera una escuela con el dinero destinado a un mercado. Pero no se puede llamar desvío de recursos a un dinero que no aparece por ningún lado. A eso en mi rancho le llaman robo.
A lo anterior hay que agregar que fueron emitidas mil 28 observaciones para 153 de los 212 ayuntamientos, por un presunto daño patrimonial de 1,102 millones de pesos en 2017.
En el informe de Portilla Vásquez, se detalla que hasta los comisariados ejidales le metieron mano al cajón del erario.
Si hacemos la sumatoria, tres gobernadores y 153 alcaldes desviaron (o se robaron) 35 mil 256 millones de pesos en diez años y nadie está en la cárcel para responder por semejante desfalco.
Cómo no, Javier Duarte está en prisión como responsable de parte de ese hurto. ¿O no? No. El señor está acusado de asociación delictuosa y lavado de dinero. Fue condenado a nueve años de prisión y a pagar una multa de 58 mil 890 pesos con 60 centavos. Pero no fue juzgado ni condenado por haber desviado 3 mil 600 millones de pesos cada uno de los seis años que fue gobernador de la entidad.
A Fidel Herrera es muy difícil siquiera que lo llamen a declarar. Sufrió un derrame cerebral y está convaleciente, pero es un enfermo muy poderoso, tanto que es casi imposible que lo alcance el largo brazo de la justicia.
Con Miguel Ángel Yunes pasará lo mismo. A pesar de que aún falta por saber cuánto dinero desvió su gobierno el año anterior, lo más seguro es que no le harán nada.
Y en cuanto a los alcaldes, una buena mochada y asunto arreglado. Así se estila; esa es la costumbre.
Quizá lo más triste es que las declaraciones del contralor no merecieron las ocho columnas en los medios impresos; acaso un breve comentario en los noticieros radiales que no levantó ámpula. Y es que robar miles de millones de pesos ya no es noticia en Veracruz.
A ese grado es el peso de la impunidad en la entidad. Una impunidad que difícilmente se erradicará en los próximos 50 o 60 años.
Triste, frustrante y abominable, pero cierto y real. Tan real como el saqueo que ha sufrido el otrora rico estado veracruzano.
bernardogup@nullhotmail.com