En torno a los recientes eventos sísmicos registrados los pasados días 3 y 5 de enero del presente año en la zona centro de Veracruz, Francisco Córdoba Montiel, responsable del Observatorio Sismológico y Vulcanológico (OSV) de la Universidad Veracruzana (UV), informó que éstos tuvieron una magnitud de 4.2 y 4.3, con epicentro ubicado a cuatro y ocho kilómetros del municipio de Xico, y a una profundidad de dos y cinco kilómetros (km), respectivamente, de acuerdo con el reporte oficial del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Coincidentemente, ambos eventos son los más próximos al epicentro del sismo histórico del 3 de enero de 1920, que se ubicó a 30 km de la ciudad de Xalapa, en los límites de los estados de Puebla y Veracruz.
El investigador adscrito al Centro de Ciencias de la Tierra (CCT), dio a conocer que desde el primer día de enero a la fecha se han generado un total de cinco eventos locales; sin embargo, los tres restantes fueron de menor magnitud, de entre 3.4 y 3.9, y una profundidad mayor a los antes mencionados.
No obstante, reconoció que es posible que la actividad actual pueda tener alguna relación con la falla que dio origen al sismo de magnitud 6.4 de 1920, el cual fue severamente dañino debido además a su poca profundidad –aproximadamente de 10 km–; o con un sistema de fallas existente en esta zona.
Para determinar lo anterior es necesario un análisis detallado, y en el caso de continuar esta actividad sísmica, la instalación de estaciones sísmicas temporales para tener datos que ayuden a describir puntualmente estos fenómenos, precisó.
“Si observamos estos dos eventos en particular y su proximidad a la zona epicentral del evento de 1920, la inquietud natural que surge para quien conoce la historia sísmica local es su posible relación con el ocurrido hace casi 100 años, que quizá pueda deberse al reacomodo y evolución de la misma falla o de un sistema de fallas local.”
Explicó que en esa zona la acumulación de esfuerzos y deformaciones de la litosfera es normal y continua, debido a procesos naturales que ocurren al interior del planeta, además forman parte de su dinámica y particularmente obedecen a la tectónica en la que se encuentra inmerso nuestro país.
Lo anterior, aunado al antecedente del sismo de 1920, la hace potencialmente propensa a otro evento similar.
“Sí hay una relación directa entre los dos eventos recientes que se refleja en su poca profundidad, magnitud y la distancia que los separa”, aseguró el responsable del OSV, quien garantizó que se dará un seguimiento puntual en caso de que persista esta sismicidad.
Por lo anterior, exhortó a la población a no alarmarse y seguir la información y recomendaciones que emitan el SSN, el CCT y la Secretaría de Protección Civil de Veracruz, instancias que operan desde hace cinco años la Red Sísmica del Estado de Veracruz (RSV), la más importante del Golfo de México.
Este organismo se conforma por seis estaciones sísmicas de banda ancha instaladas de norte a sur de la entidad, desde Tempoal hasta el Uxpanapa, que hace posible la detección oportuna de este tipo de fenómenos.
A través de una de estas estaciones, ubicada específicamente sobre en el municipio de Coatepec, a 20 km de Xalapa, se detectaron de forma inmediata los eventos pasados, mismos que también fueron registrados por la estación Halcón POHV instalada en el Pico de Orizaba.
Subrayó que las señales emitidas por las seis estaciones de la RSV operan de forma continua y sus datos son transmitidos vía satélite al SSN y reenviados en tiempo real al CCT, constituyendo una fuente de datos de alta calidad que dan lugar a la elaboración de estudios científicos que permitirán una mayor comprensión de estos fenómenos naturales y, en consecuencia, la evaluación del peligro y riesgo sísmico en beneficio de los veracruzanos.
Francisco Córdoba Montiel, quien también es académico de la Facultad de Instrumentación Electrónica (FIE) de la UV, comentó que las causas de estos eventos tienen varias explicaciones: “Si bien es cierto, no es común que en esta zona se presenten eventos de magnitud mayor a cuatro, tampoco es anormal considerando el reporte de sismos de menor magnitud o que en el pasado ocurrió un sismo importante en la misma área”.
Agregó que nuestro país se caracteriza por la sismicidad existente en la costa del Pacífico donde se producen movimientos telúricos importantes, entre ellos el de 1985 y eventos de profundidad intermedia como los registrados en 2017.
Otros más son los superficiales (poca profundidad) característicos que ocurren en la placa continental de Norteamérica y que incluyen –como en este caso– a los que se suscitan en el Cinturón Volcánico Mexicano, una cadena montañosa que abarca desde las costas del Pacífico hasta el Golfo de México a lo largo del centro del país.
Pese a que la zona central de Veracruz se encuentra alejada de aquella que produce la mayor cantidad de sismos y de mayor magnitud (zona de contacto entre dos placas tectónicas), no está exenta de las fuerzas que actúan en la corteza terrestre y que la deforman hasta un punto donde se fractura, produciéndose en consecuencia un sismo.
“Una regla básica en sismología dice que donde tembló una vez puede volver a temblar en el futuro, además que el fenómeno sísmico está sujeto a un ciclo y por lo tanto existe un periodo de recurrencia como en otros fenómenos naturales.”
En este sentido, aclaró que la sismicidad histórica es un antecedente que siempre debe considerarse, pues no se necesitan eventos grandes en Veracruz para producir daños importantes.
Agregó que de no haber sido por el terremoto de 1985, que tuvo como epicentro las costas de Michoacán, el estado de Veracruz tendría el segundo y tercer lugar en cuanto a eventos que causaron mayor número de pérdidas humanas en el siglo pasado. Esto al referirse al sismo de 1920 y al de 1973, en Orizaba.
Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV