Actopan, Ver.- El asador para la carne se quedó esperando ser prendido y las vacaciones de la familia Rosado Zárate quedaron arruinadas, cuando la Fuerza Civil llegó a su casa para golpearlos y llevárselos detenidos.

Ahora a los dos mexicanos, que migraron hace muchos años a Estados Unidos pero vuelven cada diciembre a celebrar, no les darán ganas de regresar a su tierra en la comunidad de Santa Rosa.

Sus hijos y nietos, cuatro en total, que nacieron en el país del norte, quieren volver cuanto antes a su país. Y al único mexicano que fue detenido, no le quedará de otra más que seguir.

A su regreso se encontraron que en la casa donde estaban, propiedad de los papás de los dos señores, había sido saqueada. Las televisiones, las joyas, el dinero y el alcohol que tenían para celebrar fueron sustraídos según dijeron por los elementos que se los llevaron por la fuerza.

Los policías causaron lesiones a la familia.

Según Anacleto, eran casi las 6 de la tarde del 31 de diciembre y se preparaban para celebrar, cuando llegaron los policías e intentaron ingresar a su vivienda sin ninguna orden. La familia logró contenerlos y tomó videos.

“Querían pasar a fuerzas, se metió uno y rompió el vidrio de la puerta, le dijimos que se tenían que salir que no podían entrar así”, contó.

Sin embargo, unos minutos después se vieron sorprendidos cuando llegaron una gran cantidad de patrullas y rompieron la reja de entrada a golpes de marro. Entonces vino lo peor: golpes, disparos a los pies, mujeres arrastradas de los cabellos y siete hombres que fueron detenidos, incluido un menor de edad de tan solo 17 años.

Los vecinos de la zona cuentan que la pequeña comunidad se vio sitiada de policías y aquellos feligreses que querían ir a la misa de las 8 de la noche les fue impedido el paso.

“Tumbaron la puerta, vino más gente, vinieron otras patrullas y entraron a la fuerza nos agarraron (…) a pegarnos y eso, nos decían que donde trabajábamos que si estábamos para un cartel, pero nosotros somos gente de trabajo”, señaló.

Abraham Rosado cuenta que después de los golpes fueron vendados y subidos a una patrulla. Ellos solo temían por sus vidas.

“Cuando lo llevaba en la camioneta, lo llevaba en mi estómago y decía ‘grandpa me van a matar, grand pa me van a matar’ bien espantado”, narró.

Su historia, los videos, los vidrios y las cerraduras rotas, distan de la detención a bordo de la camioneta que es la versión oficial de la Secretaría de Seguridad Pública.

La intervención de la embajada estadounidense y la Comisión Estatal de Derechos Humanos lograron dejarlos en libertad para llegar a su casa a las 5 de la mañana de este 3 de enero.

Con la sangre seca en su rostro, según Abraham solo esperan que les regresen su ‘troca Tundra’ que según dice se llevaron del estacionamiento de la casa, para regresar a Estados Unidos y poder olvidar sus amargas vacaciones.

“Veníamos de vacaciones para pasar el año nuevo con la familia y nos cae eso, yo me voy desilusionado porque como voy a decir voy a venir otra vez y miren cómo me trataron, me robaron, me secuestraron, has de cuenta que me llevaron secuestrado”, comentó.

Ana Alicia Osorio/Avc