La Universidad Veracruzana (UV), a través del Instituto de Salud Pública (ISP), se integró al proyecto internacional “Manos que salvan vidas”, que busca adaptar de forma piloto el modelo de discovering hands en Xalapa, mediante la capacitación de mujeres con discapacidad o debilidad visual para convertirlas en auxiliares examinadoras táctiles (AET).
La finalidad de esta iniciativa es incorporarlas posteriormente a los servicios de salud estatal, en donde participarán en acciones para la detección precoz de cáncer de mama y así dar paso al tratamiento oportuno de este padecimiento.
Christian Soledad Ortiz Chacha, investigadora adscrita al ISP, dio a conocer lo anterior y señaló que esta casa de estudios tendrá la responsabilidad de llevar a cabo la investigación que genere evidencias sobre este modelo de atención, que se realiza a través de una técnica de origen alemán y que por primera ocasión será aplicada en México, correspondiendo a Xalapa, y al estado de Veracruz, ser pioneros a nivel nacional en la materia.
Explicó que el modelo de atención y la técnica fueron desarrollados por el médico alemán Fran Hoffman en 2008 y han sido exportados a otras partes del mundo, existiendo organizaciones de esta franquicia social en Austria, Colombia e India, y a partir de este año en Xalapa como primer programa piloto.
Sarahí, joven xalapeña con discapacidad visual, fue capacitada en Colombia sobre la técnica que se utiliza en el programa “Manos que salvan vidas” y actualmente participa en la capacitación del primer grupo conformado por siete mujeres con deficiencias visuales, quienes se convertirán oficialmente en AET calificadas y serán ubicadas por los Servicios de Salud de Veracruz (Sesver) en algunas de sus 11 Jurisdicciones Sanitarias para colaborar en la detección oportuna de cáncer de mama, utilizando para ello su sentido del tacto altamente desarrollado, que les permite descubrir con mayor certeza irregularidades en el tejido mamario.
La investigadora universitaria refirió que “Manos que salvan vidas” responde a dos desafíos sociales: la falta de oportunidades laborales para personas con discapacidad visual, y el problema de salud pública como lo es el cáncer de mama.
Sin embargo, reconoció que la examinación táctil de mamas por parte de las AET no reemplaza los programas de avaluación mastográfica u otras técnicas de imagen, como el ultrasonido y la resonancia magnética, pero sí ofrece un método de evaluación de fácil acceso adicional, particularmente relevante para quienes no pueden realizarse la evaluación por mastografía.
En cuanto a la capacitación, dijo que parte de ella es el aprendizaje en la utilización de tiras especiales para que las AET realicen la exploración mediante cuadrantes en ambos senos, de tal manera que al detectar alguna anormalidad en la mama se convierte en una lectura útil para el médico, y consecuentemente para su diagnóstico.
Las técnicas tradicionales estandarizadas permiten detectar “bolitas” o nódulos de 15 milímetros aproximadamente, en tanto las AET están capacitadas para efectuar una detección de hasta seis milímetros, lo que hace posible una atención temprana al problema. “La detección temprana de los tumores malignos es una clave importante en la batalla contra el cáncer de mama en México, y por ello ‘Manos que salvan vidas’ busca contribuir a una mejor detección y, consecuentemente, reducir a futuro la tasa de mortalidad por este padecimiento en nuestro país”, destacó la investigadora.
En la investigación para generar evidencias sobre el modelo de atención participan: Christian Soledad Ortiz Chacha, del ISP, y Evangelina Montes Villaseñor, del Centro Estatal de Cancerología (Cecan) “Dr. Miguel Dorantes Mesa”; el esquema de educación está conducido por la Asociación Mexicana para la Atención de Personas con Discapacidad Visual y el programa cuenta con el apoyo de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, de la Fundación ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) América Latina, así como del Centro de Rehabilitación e Inclusión Social de Veracruz (CrisVer), en donde se lleva a cabo la capacitación.
José Luis Couttolenc Soto/Prensa UV