Como parte de la tercera Jornada de Capacitación en Temas Bioéticos, programada por el Instituto de Investigaciones Psicológicas, la Facultad de Psicología y el Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana (UV), correspondió a Garbiñe Saruwatari Zavala disertar en torno de la legislación sobre el genoma, los Derechos Humanos y la problemática que plantea la investigación y experimentación sobre la genética.
Licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con Maestría en Bioética por la Universidad Católica de Cuyo (Mendoza, Argentina) y la Organización Panamericana de la Salud, la especialista disertó en torno a la declaración internacional de 1997 que legisla sobre el genoma humano. Elevado a la categoría de Patrimonio de la Humanidad por la Declaración Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos, ésta contiene una serie de reglas que condenan la discriminación por motivos genéticos, dictamina que el genoma en su estado natural no debe ser usado para generar beneficios pecuniarios, reitera sobre el consentimiento previo de la persona involucrada para la investigación, tratamiento o diagnóstico, así como la prohibición de uso del genoma con fines reproductivos, entre muchos otros detalles importantes.
La actual jefa del Departamento de Estudios Jurídicos, Éticos y Sociales en el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) comentó sobre el protocolo adicional para pruebas genéticas para propósitos de atención a la salud. Esto es particularmente útil cuando se analizan las predisposiciones genéticas de cada individuo, como a los atletas de alto rendimiento para prevenir problemas cardíacos en el terreno de su desempeño. Tal ha sido el caso de los futbolistas que han perecido en el campo de juego.
Mencionó la declaratoria de 2015 del Comité de Bioética del Consejo de Europa sobre las tecnologías de edición del genoma y la utilidad de los estudios cuando se trata de detectar tendencias suicidas o asesinas en el genoma de determinadas personas. “Cada individuo posee una configuración genética característica”, remarcó Saruwatari Zavala. “Sin embargo, la identidad de una persona no debería reducirse a sus rasgos genéticos, pues en ello confluyen diversos factores educativos, ambientales y personales, así como los lazos afectivos, sociales y culturales con otros seres humanos y conlleva además una dimensión de libertad.”
Indicó la negativa de aquellas legislaciones hacia el determinismo y reduccionismo genético, así como la validez de los estudios y pruebas relacionados directamente con la atención a la salud, la investigación y ciencias forenses.
Jorge Vázquez Pacheco/Prensa UV