Mantener al ejército en las calles como parte del Plan Nacional de Paz y Seguridad propuesto por el gobierno federal no es la única medida que debe implementarse para garantizar la disminución de la delincuencia que sufren a diario transeúntes, pequeños empresarios, comerciantes y transportistas en todo el territorio nacional y que se acentúa de manera significativa en este mes de diciembre. A efecto de fortalecer el tejido social y la seguridad pública, las organizaciones de la sociedad civil deben conjuntar esfuerzos con el gobierno federal, estatal y municipal para capacitar mejor a jueces y cuerpos policíacos, con  el objetivo de atender de manera eficaz las demandas ciudadanas en esta época del año. De acuerdo a datos estadísticos proporcionados por la XVIII Encuesta Ciudadana de Percepción de Inseguridad en México de Consulta Mitofsky, la percepción de la inseguridad entre la ciudadanía se ha incrementado en un 86%, siendo el robo a mano armada y el secuestro los delitos ante los que se sienten más vulnerables, pues tan sólo en el mes de diciembre del año pasado fue considerado por el Observatorio  Nacional Ciudadano como el mes con mayor número de asaltos a automovilistas, transeúntes y cuentahabientes. La situación es apremiante, el nuevo gobierno tendrá que librar el bache que dejó la administración anterior en materia de seguridad. El cobro de derecho de piso y extorsión a dueños de restaurantes, bares y antros, así como el robo a mano armada a las tiendas de abarrotes y el robo hormiga, dejan en claro el nivel de violencia e inseguridad que vive la sociedad mexicana en general. No se han cumplido tres semanas del nuevo gobierno de Cuitláhuac García Jiménez como para exigir solución al enorme problema que le heredaron, pero pensamos que los más de cinco meses que tuvo entre el día que ganó la elección y el que tomó posesión fueron suficientes para establecer estrategias de combate al crimen organizado, de parte de quien es hoy responsable de la Seguridad, lo que al parecer no ocurrió, y eso hace que la gente se desespere y comience a desilusionarse. Cuidado, la inseguridad puede ser el talón de Aquiles electoral para el morenismo.