Entre septiembre y diciembre del 2016, desaparecieron dos jóvenes con el mismo nombre “Héctor Uriel, pero de diferentes apellidos; uno vivía en el municipio de Chiconquiaco, y el otro en el puerto de Veracruz, uno con 16 años y el otro de 17, el primeo estudiaba en la preparatoria, el otro ayudante de albañil.
El 12 de diciembre fue la última vez que Carmela Martínez Dorantes, escuchó la voz de su hijo, Héctor Uriel, cuando él mismo le rogó que pagara su rescate, porque los delincuentes que se lo llevaron, lo golpeaban y lo querían asesinar.
Héctor Uriel estudiaba en la preparatoria de Naolinco, tenía 16 años, cuando un grupo de hombres cubiertos de la cara entraron a su casa y después de golpear a su madre y hermanos se lo llevaron, en la noche del 07 de diciembre del 2016, en el municipio de Chiconquiaco.
Han pasado dos años, y la búsqueda por su hijo continua, sin poder entender por qué los secuestradores le exigieron dos millones de pesos a cambio de devolverle a su hijo, cuando ella y su esposo no tienen un modo de vida oneroso, ni propiedades, ni son millonarios.
“Mi hijo fue secuestrado el 07 de diciembre. El 12 de diciembre escuché por última vez su voz. Hoy es considerado desaparecido porque no lo hemos encontrado. Ahora mi hijo tendría 18 años. Yo estaba en los festejos de la virgen de Juquila, regresé a la casa, Uriel se iba a bañar, cuando los señores encapuchados se lo llevaron de la casa. Me volvieron hablar a la una y media de la mañana para pedirme dos millones de pesos, jamás he visto ese dinero” dijo la ama de casa.
En esos cinco días, la mujer con estudios de secundaria habló con los delincuentes, reunió cierta cantidad de dinero, su hijo le habló a las 23:30 horas del 12 de diciembre para pedirle que pagara el rescate, ella acudió al lugar que le indicaron. Pero a él no lo devolvieron.
“Hice las cosas cómo me dijeron, pero ya no me lo devolvieron. Mi esposo nos está apoyando para seguirlo buscando, si me dicen que hay una fosa yo voy, si me dicen que llegó a Servicios Periciales un cuerpo de un joven yo voy, pero si han abusado mucho de nosotros, porque hay gente que nos dicen que nos van a ayudar, pero sólo nos sacan dinero”, expuso.
Viridiana Flores Gallardo, busca a su único hijo, Héctor Uriel Flores Gallardo, desaparecido en el puerto de Veracruz, el 23 de septiembre del 2016, junto con su amigo Arturo Manuel Huguett Pérez, cuando salieron a un mandado a la colonia Los Volcanes.
“Ese día salieron los dos juntos y desde ahí no se supo más nada. Mi hijo no estudiaba, trabajaba de ayudante de albañil, yo no sé nada de él pero yo sigo buscándolo. No busco culpables, sólo quiero tenerlo en mis brazos vivo. Pero sólo Dios sabe dónde está. Le pido a las autoridades que hagan su trabajo” indicó.
Ambas mujeres señalan que en nada ha cambiado el sistema de búsqueda de personas desaparecidas implementada por la Fiscalía General del Estado (FGE) porque las madres de víctimas de casos del 2016, sufren lo mismo que las mujeres que llevan más años de búsqueda, esto es que no hay investigación, ni respuesta.
Viridiana expresó que en septiembre del 2016 cuando desapareció su hijo Héctor Uriel, ya era padre de una niña, porque a los 15 años había embarazado a una chica.
“Yo no entiendo por qué se lo llevaron, no tenemos dinero, yo me he dedicado a vender flanes, arroz con leche, somos gente que se dedica a trabajar. No oculto nada, porque delante de Dios no se puede ocultar nada, quiero seguir luchando por mi hijo”, expuso Viridiana con edad de 36 años.
Verónica Huerta/Avc