La rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara, mencionó que los pueblos originarios tenían un claro conocimiento que les permitía identificar algunos planetas, constelaciones y fenómenos astronómicos, al dictar la conferencia de clausura intitulada “La bóveda celeste, la vía de Las Serpientes” del Coloquio Internacional Arte Rupestre “Estudio y diálogo con las comunidades”.
Este evento académico se llevó a cabo los días 5 y 6 de diciembre en el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del proyecto “El arte rupestre y la voz de las comunidades” del Instituto de Investigaciones Estéticas, en conjunto con el cuerpo académico (CA) Consolidado Arqueología de Paisaje y Cosmovisión de la UV.
En la conferencia, dictada la tarde del jueves 6, la arqueóloga habló sobre la representación prehispánica de una bóveda celeste en la Cueva de Las Serpientes, que forma parte del proyecto Puente Rey que abarca sitios en el municipio de Puente Nacional y dos abrigos rocosos ubicados en la cuenca del río Pescados en el municipio de Paso de Ovejas, que está bajo la dirección de Héctor Cuevas, investigador del Instituto de Antropología de la UV.
En su artículo publicado “La Cueva de Las Serpientes. Una representación prehispánica de la bóveda celeste”, Sara Ladrón de Guevara comenta: “El arte rupestre en el centro de Veracruz ha sido poco estudiado; seguramente la enorme cantidad de vestigios arqueológicos arquitectónicos, cerámicos y escultóricos correspondientes a etapas prehispánicas, han desviado la atención de los estudiosos a esas otras manifestaciones”.
Este proyecto contempla no sólo el estudio de las manifestaciones rupestres de la región, también están integrados los sitios prehispánicos allí localizados, los sitios históricos conocidos por documentos y explorados arqueológicamente.
Comentó que su investigación se abocó al reconocimiento de los sitios con pintura rupestre, uno de ellos es el denominado la Cueva de Las Serpientes, donde se muestra una pintura sólo en la bóveda y en las paredes altas muy cercanas al techo. Se ubica a siete metros (del suelo al techo) y de largo tiene entre 10 y 12 metros.
En esta cueva, dijo, fue representada la bóveda celeste utilizando los colores blanco y rojo, pigmentos elaborados a base de minerales. En ella se ha podido reconocer (al centro) al Sol, es el círculo rojo de mayor diámetro, el cual está rodeado por dos serpientes, que en la tradición mesoamericana un par de cinco ato o serpientes de fuego acompañan al Sol en su camino por el cielo.
Para este caso, mencionó que las dos serpientes son gemelas, se trata de Quetzalcóatl y su gemelo Xólotl, que son identificados como el planeta Venus, uno representa a su aparición matutina y el otro es la vespertina.
En cuanto a los grupos de estrellas identificados en la bóveda, señaló que entre ellas están miec, reconocidas como las Pléyades, y la llamada xonecuilli, la constelación de Escorpión.
También es posible que las líneas rojas que se aprecian en varias partes de la bóveda representen estrellas fugaces o aerolitos, que han sido identificados como la llamada citlalin tlamina (estrella que tira flecha).
La concepción de estas constelaciones, para las culturas marcaba el inicio y fin de la época de lluvia, por lo que se piensa que era fundamental para los grupos de agricultores porque les señalaban el tiempo de siembra y el de la cosecha.
“Junto con otro investigador utilizaron un programa para ver la bóveda celeste de acuerdo a la ubicación geográfica precisa de la cueva; entonces, nos fuimos al año 800 antes de Cristo (en el clásico tardío), se encontró que esta representación no es un mapa estático, sino que están representados rumbos y también movimientos, de manera que vemos un mapa celeste dinámico, correspondería a una forma de representación no coincidente con las occidentales.”
Reiteró que este lugar fue importante para los grupos agricultores del lugar, al señalarles las estaciones, los solsticios, las pléyades, la constelación de Escorpión, tan importantes para el ciclo agrícola, así que tendría un uso ritual y sagrado.
Dijo que falta unir esta información con los sitios arqueológicos que han sido encontrados en lugares cercanos a esta cueva, ya que consideró que todo forma parte de un complejo.
“Lo interesante de ver todos estos documentos es como ir armando un rompecabezas y entender qué es lo común, cuáles son las particularidades regionales o temporales de la historia de la época precolombina.
”Fue un gusto poder voltear la mirada hacia quienes hacen investigación de la costa del Golfo y de la pintura rupestre”, finalizó.
Paola Cortés Pérez/Prensa UV