Este lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó el primero de los muchos decretos que firmará los próximos seis años, pero además y sin duda, uno de los más espinosos: el decreto para la Creación de la Comisión para el Acceso a la Verdad sobre el caso Ayotzinapa.

La investigación sobre la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos ocurrida entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre del 2014, ha sido una de las más extenuantes y completas en la historia de la criminología nacional. Se investigó todo, hasta por debajo de las piedras.

La falla, el error garrafal, fue que Enrique Peña Nieto se tardó la eternidad de una semana en dar su posicionamiento. Y a los siete días aquello era un escándalo mundial que pasó de un crimen cometido por delincuentes, a un crimen de Estado.

En las marchas y plantones no hubo un solo manifestante que culpara a la delincuencia organizada de ese hecho deleznable, todos sin excepción culparon a Peña Nieto… y hasta la fecha.

En noviembre el procurador Jesús Murillo Karam dio a conocer las conclusiones de la PGR: Los estudiantes fueron asesinados después de que policías de Iguala y Cocula los entregaron al grupo criminal “Guerreros Unidos”. Sus cadáveres fueron quemados en el basurero de Cocula, después depositaron los restos en bolsas y los arrojaron a un río.

Pero nadie le creyó al funcionario y menos cuando aseguró que era “la verdad histórica”.

En su campaña AMLO se comprometió a crear una Comisión de la Verdad que indagara hasta el último resquicio. Este lunes firmó el documento y es probable que se haya metido en un hoyo.

María Martínez Ceferino, madre de Miguel Ángel Martínez, uno de los estudiantes desaparecidos le dijo al presidente: “Le pedimos a usted como padre que nos ayude y nos saque de este basurero donde nos dejó Peña Nieto, porque no vimos un avance con él”.

“Gánese la confianza de todos los mexicanos señor, no confiamos en nadie, pero tenemos esperanza en que usted sea más humano…Si usted llega a entregarnos a nuestros hijos, la gente va a volver a creer en usted… Son 43 jóvenes, cuando los recuperemos señor, usted va a ser grande” dijo la mujer y ¡vaya compromiso!

¿Qué va a pasar cuando al final de la investigación se reafirme que los muchachos fueron detenidos, asesinados y cremados por un grupo de delincuentes que los confundieron con una banda rival?

¿Qué le va a decir López Obrador a esa madre y a los padres de los 42 muchachos restantes?

El periodista Ciro Gómez Leyva fue crudo al comentar el tema, pero quizá muy certero: “El gobierno del presidente López Obrador está jugando con una ilusión y está jugando con la esperanza de gente que ha sufrido mucho.

“El nuevo gobierno sabe que cincuenta meses después, los jóvenes de Ayotzinapa no pueden estar mas que muertos, y que más allá del adjetivo que se le quiera poner, la verdad es una: los normalistas fueron sometidos por un grupo criminal y por policías municipales; fundamentalmente los de Iguala. Varios de esos policías están o estuvieron presos.

“Quizá no todos los restos fueron cremados en un basurero ni todas las cenizas hayan sido esparcidas en un mismo río. Pero lo central, lo esencial, es que los sometieron, los secuestraron y los mataron.

“¿Qué hará el nuevo gobierno para cambiar esa relación de hechos? ¿Castigará a dos o tres chivos expiatorios? ¿Encarcelará al ex procurador Murillo Karam; al ex jefe de investigación criminal Tomás Zerón? ¿Con eso piensa que quedarán satisfechos los padres? Qué peligroso e irresponsable es jugar así con la esperanza de gente que ha sufrido tanto”.

Hasta ahí el comentario de Ciro.

Y en efecto, ¿qué hará el presidente López Obrador si el resultado de la Comisión de la Verdad es el mismo que ya conocemos?

¿Qué hará si hastiados de tanta frustración y desesperanza los padres de los 43 lo acusan de estar “tapando al asesino” Enrique Peña Nieto y de “coludirse” con él?

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