Desde hace seis años, para Kenia Gisell Muñiz Cabrera, egresada de la Licenciatura en Gestión y Dirección de Negocios de la Universidad Veracruzana (UV), la lucha ha sido constante ante el deseo de exigir la inclusión y mayores oportunidades laborales y educativas para personas con discapacidad, condición que ella asumió con valentía y fortaleza, acompañada siempre del cariño de su familia.
La universitaria fundó en 2015 la Asociación Civil “Recapacidad y Libertad” y gracias a su tenacidad fue reconocida el pasado 11 de octubre con el Premio Estatal de la Juventud 2018, en la categoría “Discapacidad e inclusión social”.
Muñiz Cabrera comentó que enfrentar la discapacidad en carne propia la hizo involucrarse en otro mundo y en situaciones que muchas veces no se quiere voltear a ver, “de alguna manera siempre es posible hacer algo aunque no la vivas, pero no siempre nos damos la oportunidad de conocer la otra parte”. Sin embargo, dijo, el motivo para salir adelante somos nosotros mismos, con y sin discapacidad.
Agregó que a raíz de un accidente sufrido, aún como estudiante de este programa educativo (PE) adscrito a la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), pudo darse cuenta de las necesidades que existen y limitan el acceso a las oportunidades a este sector.
Afortunadamente regresó a la Universidad para continuar sus estudios, pero se topó con la falta de accesos adecuados para transitar libremente en su silla de ruedas. Esto la llevó a gestionar ante las autoridades universitarias la construcción de una rampa de entrada y la habilitación de un aula en la planta baja.
“La cuestión era abrir las puertas, no sólo para mí sino para más personas que quieran estudiar la Universidad y no se han dado la oportunidad precisamente por la falta de accesos y de espacios.”
A la fecha, se enorgullece de haber sido parte del principio, ya que actualmente en la FCA se realiza la instalación de un elevador que facilitará el desplazamiento de las personas con discapacidad motriz. Aunado a esto, los profesores también han recibido cursos de capacitación para tratar a alumnos con alguna limitante física.
Reconoció que aún falta mucho por hacer y confía en que este respaldo se extienda al resto de las entidades académicas de la UV, de las cinco regiones, como: facultades, institutos, Unidades de Servicios Bibliotecarios y de Información, y otros.
“Soy la más feliz y agradecida de haber tenido la oportunidad de estudiar en la UV, agradezco a las autoridades que me respaldaron para que regresara a concluir mis estudios.”
La joven, egresada en 2016, dijo que al formar parte del Centro de Rehabilitación e Inclusión Social (Crisver) tuvo la fortuna de conocer a un grupo de amigos con los que decidió fundar la asociación civil, a fin de involucrarse en los procesos de políticas públicas, instituciones, movilidad y vialidad, en beneficio de este sector.
Comentó que hoy en día trabajan en un proyecto de elaboración de sillas de ruedas, del tipo denominado “Modelo activo”, las cuales son más ligeras, fáciles de manejar y no se requiere de la ayuda de una persona para maniobrarlas.
La idea es emprender un taller donde sean las mismas personas con discapacidad quienes las fabriquen, a base de materia prima que no signifique un alto costo para el usuario a la hora de adquirirlas, aunque se pretende implementar un programa de donación.
Mencionó que este aparato funcional será de gran ayuda, sobre todo porque tener una buena calidad de vida implica gastos que no siempre es posible solventar, tanto en servicios médicos como en rehabilitación.
“Estamos trabajando para que tanto las refacciones como la misma silla se adquieran aquí en el estado de Veracruz.”
En la cuestión legal, expuso que también promueven la puesta en marcha del Instituto de las Personas con Discapacidad de Veracruz, pues la entidad ocupa el tercer lugar nacional por el número de personas con alguna limitación, pero es de los últimos en la aplicación de políticas públicas.
Se refirió a la Ley 822 para la Integración de las Personas con Discapacidad del Estado de Veracruz, cuyos lineamientos y objetivos no están siendo respetados. Por esta razón se requiere de un organismo que los oriente y dé la pauta para emprender las acciones pertinentes, pues como asociación muchas veces no saben hacía dónde dirigirse.
Al hablar de la distinción obtenida, expresó sentirse orgullosa y contenta, pero también con el compromiso de continuar por el mismo camino con mayor energía.
Pese a que su vida cambió de la noche a la mañana y que al principio fue difícil afrontarlo, Kenia decidió no quejarse de nada.
“Muchas personas dicen que ahora hay una Kenia mejorada, y eso es porque no tengo ganas de ser negativa, pues si tuve la oportunidad de seguir con vida fue por algo.”
En este sentido, exhortó a los jóvenes que enfrentan una situación similar a sonreírle a la vida, ser positivos y tener la voluntad de salir adelante.
“El motivo para salir adelante somos nosotros mismos, con y sin discapacidad.”
Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV