Durante la administración de Patricio Chirinos casi todo veracruzano aseguraba que el hombre mejor informado de Veracruz era el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares. “Si El Palomar hablara, la de cosas que diría”, era el comentario popular.
El Palomar se le llama a la azotea de Palacio de Gobierno donde Yunes Linares estableció su base de vigilancia y a donde llegaba todo tipo de información de espías, soplones y orejas.
Se decía que el secretario de Gobierno tenía expedientes de todos los políticos, politiquillos y politicastros veracruzanos, además de empresarios, periodistas, etc. etc. Nombre, edad, lugar y fecha de nacimiento, grado de estudios del sujeto, quiénes eran sus familiares, amigos, enemigos y queridas; cuáles eran sus gustos y aficiones, creencias religiosas, inclinaciones políticas, preferencias sexuales, vicios, antecedentes penales si los había. Es decir, todo, todo, todo.
Aunque esa supuesta red de espionaje era en parte producto de la fantasía popular, la otra parte no estaba alejada de la verdad.
Ese ejército de informantes se desintegró (algunos incluso ya murieron), y cuando Yunes regresó al poder como gobernador, le fue difícil organizar un equipo de esa magnitud porque los millones de pesos que invertiría en conformarlo, los destinó a la campaña de su hijo en busca de la gubernatura.
En la actualidad el gobernador tiene un grupo compacto pero efectivo informantes. Se dice que fueron éstos los que le dieron el pitazo de que cientos de ciudadanos iracundos con sus promesas incumplidas, se estaban preparando para hacerle un desmadre este día 15, en que tenía planeado informar desde El Teatro del Estado las maravillas que había hecho con Veracruz en sus dos años de gobierno.
De acuerdo con la versión popular, en lo que Yunes daba a conocer ante una selecta concurrencia la entidad idílica que dejaba para la posteridad, grupos de choque venidos de otros municipios bloquearían las entradas a Xalapa, cerrarían calles, tomarían dependencias públicas e incluso el Palacio de Gobierno.
Además, saldrían a protestar familiares de los colectivos de desaparecidos y estudiantes exigiendo seguridad. De hecho, el reproche principal sería por la violencia y la inseguridad incontrolables. Agravadas por la ejecución de dos profesionistas a manos de policías y de una joven universitaria.
Según la versión, una turba de manifestantes bloquearía los accesos al Teatro del Estado con lo que tanto el gobernador como los titulares de las secretarías y sus invitados quedarían atrapados.
Esto por supuesto no lo iba a tolerar Yunes Linares que pediría el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública cuyos elementos llegarían tumbando caña, es decir, abriéndose paso a toletazos. Los manifestantes tratarían de repeler el ataque y el saldo de heridos y detenidos sería bárbaro.
Lo anterior impactaría en el Congreso local cuyos diputados (con excepción de los del PAN y PRD) acusarían al gobernador de represor e intolerante y exigirían su destitución y juicio político.
Dicen que después de saber la que le esperaba, Yunes Linares no tuvo que pensarlo mucho para ordenarle a su Coordinador de Comunicación Social, Elías Assad, la redacción de un boletín que dijera que ante el “cúmulo” de obras por inaugurar, el gobernador MAYL suspendía el mensaje que daría a los veracruzanos con motivo de su segundo y último Informe de Gobierno.
Por eso no podrá dirigirse hoy a sus seguidores ni autoelogiarse desde el Teatro del Estado, aunque si enviará el texto de su Informe al Congreso local.
Esto es lo que comenta la voz popular veracruzana y puede que mucho de lo que dice sea producto de la imaginación. Pero el resto, segurísimo que es la pura neta.
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