Circula en un portal de noticias el siguiente comentario: “Este domingo los panistas de Veracruz salieron a sufragar para elegir a su dirigente estatal. Los candidatos fueron dos: un corrupto acusado de conflicto de intereses por más de 70 millones de pesos y un cacique bananero con fama de bandido. La victoria fue para el corrupto con conflicto de intereses y perdió el PAN. Pero si hubiera ganado el cacique bananero, también habría perdido el PAN”.

En efecto, el ganador de la contienda fue José de Jesús Mancha Alarcón, corrupto hasta la pared de enfrente, pero que tiene el apoyo del gobernador Miguel Ángel Yunes, a pesar de ser uno de los responsables de la derrota de Miguel Ángel Yunes Márquez en la pasada elección por la gubernatura.

El perdedor fue el cacique bananero Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, que no se resigna a cargar con la derrota y amenaza con impugnar el triunfo de su correligionario.

A la hora de contar los votos la contienda estaba muy cerrada y no había nada para nadie, pero en el cuarto de guerra de Guzmán Avilés todo era optimismo; faltaban los votos de Tantoyuca, su feudo personal y familiar, donde ha sido alcalde en tres ocasiones y donde el PAN tiene uno de los padrones más altos.

Pero vino la sorpresa; José de Jesús Mancha ganó por más de 400 votos.

¿Qué fue lo que pasó?

Pasaron dos cosas: En Tantoyuca hasta los panistas están hartos de la familia Guzmán Avilés. Y por otra parte, el gobernador metió las manos a favor del tuxpeño Pepe Mancha.

¿Ganó el PAN de Veracruz con este resultado?

No hombre, qué va. El partido se está resquebrajando desde que Yunes Linares se lo agandalló y los panistas de pura cepa fueron sustituidos por una camarilla de bandidos, corruptos y oportunistas, pero serviles al propio MAYL.

Si Yunes se decantó por el tuxpeño en lugar de hacerlo por el nativo de Tantoyuca, es porque piensa que aquel es más obediente, sumiso y dócil que Guzmán Avilés. Y estos atributos le servirán en sus planes futuros que no son otros que echar a andar cuando antes, la maquinaria para que su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez sea nuevamente candidato a la gubernatura en 2024.

Pero hay panistas que piensan otra cosa.

Uno.- El PAN perdió al designar a Pepe Mancha como su líder estatal como hubiera perdido si el triunfador hubiera sido Guzmán Avilés. Ambos tienen una cola bien larga para que se las pisen y no representan el pensamiento del panismo veracruzano.

Dos.- A partir del 1 de diciembre Yunes Linares estará desempleado y eso le restará peso político. No es lo mismo ser gobernador que un ciudadano común.

Tres.- Yunes Linares tendrá que ver de dónde saca dinero (muchísimo dinero) para la segunda campaña de su hijo. Si este año Miguel Ángel junior obtuvo la mayor votación de un candidato panista en la entidad, no fue por su linda cara, sino porque su papá dispuso de multimillonarios recursos que repartió como si fueran confeti.

Cuatro.- Yunes Linares piensa (como todos los políticos), que los hombres y mujeres que dejará enquistados en el Congreso local y en el PAN estatal, le serán fieles toda la vida. Se olvida que la política es una cadena de traiciones y quienes ahora lo obedecen y enaltecen, mañana lo denostarán y le darán la espalda.

Cinco.- Miles de panistas de Veracruz están hasta el cepillo de los Yunes Linares-Márquez.

Seis.- Si Miguel Ángel Yunes Márquez va como candidato en 2024, se va a armar una revolución al interior del partido. Y si la imposición continúa, la desbandada de militantes será de antología y el PAN terminará peor que el PRD.

Siete.- Así como Yunes Linares apoyará a su hijo, los panistas “de a de veras” apoyarán al senador Julen Rementería, que también peleará la candidatura por la gubernatura e iría con amplias posibilidades de ganar.

Esto fue lo que me dijeron un par de panistas (ambos ex legisladores locales y federales) este lunes por la mañana en un café de Xalapa.

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