Este jueves, a escasos 22 días de entregar el poder, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares comenzó a difundir en las redes sociales y en la radio mensajes de despedida, agradeciéndole al pueblo veracruzano por el “gran placer” de haberlo servido.
Dice que “en solo dos años, recuperamos la paz y estabilidad social en Veracruz”, aludiendo al caos que había en calles y carreteras cuando él llegó a gobernar el estado.
Eso, en efecto, se le tiene que reconocer, aunque la semana anterior los diputados locales electos y en funciones de MORENA tuvieron que apoderarse del Palacio Legislativo para impedir que de última hora la LXIV Legislatura saliente, bajo control de los legisladores yunistas del PAN y PRD, los mayoriteara para aprobar la desincorporación de un paquete de bienes inmuebles que el gobierno estatal pretendía transferir principalmente a las administraciones municipales del puerto de Veracruz y Boca del Río, cuyos Ayuntamientos son presididos por su hijo Fernando y Humberto Alonso Morelli, aliado político incondicional del gobernador panista.
Otra movilización ocurrió en Santiago Tuxtla, donde el alcalde perredista Argeniz Vázquez Copete, hijo de la ex coordinadora de los ex diputados locales del PRD, Jazmín Copete Zapot, demandó penalmente a 12 de los manifestantes que encabezaban la protesta por la desincorporación de la congregación de Tres Zapotes para crear el municipio libre número 213 de Veracruz como lo pretendía la madre del edil del partido del sol azteca, intentona que igualmente hicieron abortar los representantes populares de MORENA con la toma de la sede del Poder Legislativo. Hasta ayer seguía tomado el Palacio Municipal de ese Ayuntamiento sureño.
Sin embargo, la herencia más grave que deja el gobierno de Yunes Linares es la de la inseguridad y la violencia que sigue recrudeciéndose principalmente en el sur del estado, aunque en los últimos días cobraron más notoriedad los crímenes de alto impacto ocurridos en Orizaba y el puerto de Veracruz por la implicación de policías municipales y estatales, y el homicidio de la joven alumna de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana (UV), Valeria Miriam Cruz Medel, hija de la diputada federal de Minatitlán, Carmen Medel Palma, de MORENA, la cual fue arteramente asesinada de nueve impactos este jueves mientras se ejercitaba en un gimnasio mendocino.
La UV, por conducto de su rectora Sara Ladrón de Guevara, expresó “su mayor indignación y dolor por el repugnante asesinato” de su estudiante.
“Al tiempo que abrazamos con la mayor solidaridad a la diputada Carmen Medel Palma, madre de la víctima, nos unimos con la comunidad universitaria y la sociedad veracruzana en el repudio categórico a este crimen y al clima de barbarie que nuevamente lastima el corazón de la vida universitaria y de Veracruz.
“La Universidad no claudica en su exigencia de justicia expedita y eficiente ante éste y todos los crímenes que han lesionado profundamente nuestro tejido social”, expresó la rectora de la máxima casa de estudios.
Por su parte, el gobernador electo Cuitláhuac García Jiménez, con motivo de este impactante homicidio, envió a través de su cuenta de Twitter un mensaje de solidaridad a su compañera de partido por el cobarde asesinato de su hija que, dijo, “no debe quedar impune”. Pero además puso el dedo en la llaga al urgir “al Fiscal a que dé con los culpables de este y de los más de 1,520 homicidios que se contabilizan en Veracruz tan sólo en 2018.”
Un saldo terrible que deja la administración estatal de Yunes Linares, mismo que no sólo incumplió su reiterada promesa de campaña de abatir los índices de inseguridad en los primeros seis meses de su gobierno, sino que ahora contradice también su mensaje de despedida, al presumir que “en solo dos años recuperamos la paz y estabilidad social en Veracruz”.
Es cierto, en su mini régimen de solo dos años prácticamente desaparecieron las manifestaciones callejeras, la toma de edificios públicos y los bloqueos de carreteras que en el sexenio del ex gobernador priista Javier Duarte menudeaban porque además representaba un jugoso negocio para algunos ex funcionarios estatales corruptos coludidos con seudolíderes sociales. Pero la paz que ahora permea en Veracruz es la de los sepulcros, lo que ha motivado otro tipo de movilizaciones ciudadanas, como la organizada espontáneamente en Orizaba el lunes pasado en protesta por la muerte de los hermanos Román y Ernesto Pérez González, quienes fueron acribillados la semana anterior por policías municipales bajo el mando de Juan Ramón Herebia Hernández, quien sólo fue destituido como director de Gobernación del ayuntamiento orizabeño.