Este lunes, con la instalación de la LVX legislatura del Estado -la primera con una mayoría de izquierda en la historia de Veracruz-, se inicia se facto la transición política y de gobierno en Veracruz. Las decisiones más importantes ya no corresponderán al Gobernador sino al Congreso, como aspira cualquier democracia.
Pero la buena noticia sólo nos durará un mes. Un mecanismo real de contrapesos será la pauta de las últimas semanas de gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares –elaboración del presupuesto de egresos, segundo informe de gobierno, nombramientos de magistrados, entre otros-; sin embargo, a partir de diciembre volverá un Congreso a disposición plena de las necesidades del gobernador en turno.
Así fue en el pasado y lo será en el futuro. No implica que sea mejor –permite que las decisiones no se entrampen en la disputa parlamentaria-, ni peor –un poder legislativo sometido que actúa como brazo operador del Gobernador-, simplemente seguirá siendo igual. No hay ningún mecanismo de contrapeso.
El PRI, luego de décadas de mantener la mayoría, ha quedado reducido a una fuerza legislativa de apenas 3 diputados; en tanto, el PAN con 13 diputados –falta ver quiénes serán sus aliados en la derrota- perderá el control que tuvo de la Junta de Coordinación Política (Jucopo). En ambos casos, serán incapaces por sí solos de representar una oposición real a la nueva mayoría morenista que será el soporte político del Gobernador, como lo fueron ellos mismos cuando detentaron el poder.
Esa es la razón por la que, luego del resultado del primero de julio, la mayoría panista operó para intentar adquirir un seguro de vida –la reforma al Reglamento interior del Congreso- que le permita sobrevivir esta legislatura, al menos hasta la elección intermedia en la que las condiciones seguramente serán diferentes.
Hasta ahora, la fracción parlamentaria del PAN ha demostrado que sólo sabe hacer uso de la fuerza y no de la negociación; en la actual Legislatura, enriqueció a sus dirigentes, benefició a sus aliados y atacó incluso a sus propios partidarios que le resultaron incómodos. Trabajó sobre los asuntos que fueron instruidos por el gobernador y dejó pasar muchas iniciativas que no representaban riesgo alguno en el ejercicio del poder.
Aun cuando no están claros los alcances de la reforma, que en su parte sustancial permite la creación de grupos mixtos de diputados locales para intentar disputar el control de la Junta de Coordinación Política –lo que supone un verdadero aquelarre entre fracciones parlamentarias-, lo cierto es que el PAN sí se preparó para ser oposición. Temen recibir el mismo trato que ellos prodigaron.
En realidad ese es el único propósito de la creación de los grupos mixtos: disputar a Morena el poder político y de gobierno. En sentido estricto, el nuevo Congreso sólo estará integrado por cinco grupos parlamentarios: Morena, PAN, PT, PES y el PRI, por lo que no habría dudas sobre la responsabilidad de la Junta de Coordinación Política y la Presidencia de la Mesa Directiva.
Durante la sesión que ha sido convocada para esta mañana de lunes, podría decidirse la creación de los dos primeros grupos mixtos; de acuerdo a la reforma, lo podrán hacer los diputados de manera individual o como grupo parlamentario en su conjunto, lo que les daría una mayor representatividad en la Junta de Coordinación Política. En el transcurso de la semana podríamos enterarnos de nuevas fusiones, por lo que el dinero público seguirá corriendo como antaño.
A pesar de que la gente no vota por estas figuras kafkianas creadas al calor de la lucha por el poder, cualquiera saludaría cualquier iniciativa que crear un efectivo sistema de contrapesos a un partido mayoritario. Sin embargo, no hay engaño, los diputados se representan a sí mismos y a sus intereses.
Por eso resulta de extraordinario interés conocer cuál será el desempeño de este nuevo Congreso local dominado por Morena. En el caso del Congreso federal –también con la mayoría absoluta de Morena-, han dado muestras de que colaborarán con el Presidente López Obrador pero que no se entregarán a ultranza. La negativa de Muñoz Ledo de financiar la encuesta del NAICM fue una muestra.
Debemos saber si los diputados locales de Morena sólo representarán los intereses de quien los llevó al cargo –Manuel Huerta y Rocío Nahle, entre ellos-, o podrán actuar como un verdadero sistema de contrapeso que ayude y no obstaculice al gobierno de Cuitláhuac García. Eso lo empezaremos a saber hoy mismo.
Las del estribo…
1.Caballo que alcanza gana. Al parecer ganó el oficio y la experiencia política de Juan Manuel Pozos Castro en la carrera por la titularidad de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local. El fin de semana corrió con fuerza la versión de que el tuxpeño será el coordinador de la bancada de Morena y no Juan Gómez Cazarín como se había manejado.
2.La oferta del gobernador Yunes Linares a los caminantes centroamericanos parecía sensata, sin embargo, es evidente la carga de intereses políticos en torno a la caravana; lo mismo le pasó a Peña Nieto. Están cultivando el huevo de la serpiente.