El Colegio Nacional y la Universidad Veracruzana (UV) contribuyen al fomento de la cultura científica y al pensamiento humanístico, a través de la Cátedra de Excelencia “Ruy Pérez Tamayo”, expresó José Velasco Toro, coordinador de la misma, durante su inauguración la tarde del lunes 22 de octubre en el auditorio de la Facultad de Arquitectura.
El evento inaugural fue encabezado por la secretaria Académica, Magdalena Hernández Alarcón, acompañada del director general de Investigaciones, Ángel Trigos Landa, y el investigador Ruy Pérez Tamayo.
“Ambas instituciones reúnen esfuerzos para en conjunto avanzar hacia un nuevo humanismo que no fragmente la visión del mundo y del conocer, sino que integre la realización del espíritu humano como hazaña de la ciencia del hoy y del futuro”, comentó Velasco Toro.
En tanto, Ángel Trigos dijo que la cátedra fue creada para promover la comunicación y divulgación de la ciencia a través de la participación de especialistas destacados.
“Durante estos días (del 22 al 26 de octubre) será un espacio académico para debatir y compartir el conocimiento científico, cultural y artístico, desde un espacio multi, inter y transdisciplinario.”
Por su parte Ruy Pérez Tamayo, investigador de El Colegio Nacional, dijo que siempre ha sido un científico convencido de los bienestares y las contribuciones que ha aportado la ciencia a la calidad de vida del ser humano.
“La ciencia, según mi definición, es una actividad académica, creativa y humana; es el único contacto que tiene el ser humano con la realidad. De esto invité a hablar a unos amigos y colegas miembros de El Colegio Nacional, quienes compartirán sus distintas formas de entablar la relación con la realidad.”
El poeta es la conciencia crítica del momento
Vicente Quirarte, poeta y miembro de El Colegio Nacional, expresó que la locura y el arte están conectadas por medio de un ligero hilo, es decir, se necesita ser melancólico para ser creativo y se es creativo para sobrellevar la melancolía.
Lo anterior, al dictar la conferencia inaugural de la cátedra, intitulada “La palabra como enfermedad y como curación”. Dijo que desde hace mucho tiempo hay una pregunta que le ha dado vueltas en la cabeza: ¿Para ser creativo se necesita ser melancólico? Ha pensado que la locura y el arte –actividades del ser– están unidas por un ligero hilo.
“Para responder esta pregunta acudo a la frase del escritor Ernesto Sabato, ‘el arte es el viaje de ida y vuelta hacia la locura’, la cual me parece muy precisa. También resulta cierto lo dicho por Sergio Pitol, respecto a que el novelista es alguien que escucha voces como psicótico, sólo que tiene el gran privilegio de que las transforma en escritura.”
Comentó que desde las primeras formas comunitarias, el poeta ha sido la voz de la tribu, pero también tiene la obligación moral de ser la mala conciencia de su tiempo.
“El poeta es la conciencia crítica de su momento, por eso incomoda y es exasperante para la sociedad establecida, para aquella que determina que la comunidad a medias es la mejor forma de sobrevivir en el planeta.”
Destacó que escribir es crear vida. No hacerlo es matar el impulso vital que dio vida a lo que todos los hombres viven, pero que sólo el escritor es capaz de rescatar, seleccionar y traducir.
Pero, advirtió Vicente Quirarte, también se puede escribir porque sí, de no hacerlo ocurriría una catástrofe semejante a la biológica, eso conduciría a la muerte porque hay quienes hallan en la escritura la única razón de su existencia y la ausencia de ella es una forma de muerte.
Por lo tanto, indicó, la escritura cura la enfermedad del alma del escritor y de los otros a través de la creación artística. Se escribe sobre otros porque en ellos está un espejo de nuestras propias ansias o carencias.
“La auténtica literatura debe vulnerar, cuestionar al igual que lo hace la ciencia, por eso los grandes poetas lo son porque están poniendo en evidencia lo que ya sabíamos.”
Para finalizar la charla enumeró su decálogo –que al final estuvo integrado por 12 puntos–: .”
1) no hay buenos ni malos escritores, existen los escritores y existen quienes no lo son; 2) no creer en quien dice que escribir es un placer, esas afirmaciones son falsas; 3) la escritura es un monstruo de cuya autonomía el creador es el único responsable; 4) como lector profesional, el crítico es un amante rechazado porque conoce la logística, los señuelos, el arsenal, la estrategia y las consecuencias de la confrontación con la ingrata; 5) es preciso escribir con los ojos abiertos, pero consciente de que hay frente a ellos una venda que hace invisible lo visible.
6) la literatura es el único campo de batalla donde perder es ganar y ganar es perder; 7) el resto es literatura, lo demás es silencio, no existen las fórmulas; 8) las hazañas de un escritor no ocupan las primeras planas de los diarios; 9) entre las artes y la escritura utilizamos el mismo lenguaje para la comunicación; 10) leer es otra forma de escribir, es volver a escribir, no repetir la intención del autor, sino hallar los caminos que el escritor ni siquiera concibió; 11) al escribir, no hacerlo pensando en los amigos ni en la impresión que causará la historia; y 12) no escribir para consolar, instruir o modificar, se debe escribir para nadie, sólo así se estará escribiendo para alguien.
Paola Cortés Pérez/Prensa UV