En el segundo día de actividades de la Cátedra Interamericana “Carlos Fuentes” (CICF) en la Universidad de Chile, se efectuó la Mesa 1 “América Latina y el legado literario de Carlos Fuentes” con la participación de Bernardo Subercaseaux, académico en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la universidad del país andino; Julio Sau Aguayo, gerente del Fondo de Cultura Económica en aquel país, moderados por la comunicadora y directora de Extensión de la Vicerrectoría de la misma casa de estudios, Ximena Póo Figueroa.
Subercaseaux hizo alusión al “boom latinoamericano” y la posición del homenajeado en aquel contexto. Comentó que Fuentes no sólo fue partícipe de ese movimiento, sino también uno de sus activistas, y citó la publicación de un texto en la revista Siempre!, en 1964, en que sepultaba el viejo canon y recomendaba uno nuevo.
“La región más transparente, publicada cuando apenas contaba con 31 años, ha sido considerada como novela precursora de aquel boom”, señaló el catedrático. “Fuentes influyó también en la inclusión de Gabriel García Márquez, que vivía desde 1961 en México pero que todavía no había publicado Cien años de soledad, en el famoso libro de Luis Harss Los nuestros, que apadrinó aquella narrativa. Harss fue inventor del término boom, a partir de un calificativo que se usaba para describir la entonces floreciente economía italiana”.
Comentó la significación del vocablo, en la medida en que en esa época se conjugaba “un proceso identitario y de simbólica integración en el continente, y en la transformación de la realidad con una lógica económica y de mercado que cuenta con el apoyo entusiasta de la industria editorial”. El auge se debió a un grupo de obras narrativas de diversos autores y países: Carpentier, Asturias, Borges, Guimaraes, Onetti, Cortázar, Rulfo, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa.
“Se asistía a un proceso inédito de publicación y demanda masiva de obras latinoamericanas. Eran novelas que penetraban con profundidad histórica en las tragedias y comedias del continente poniendo en juego lo común y lo distinto. Quienes estudiamos en aquella década, no podemos olvidar obras y personajes.”
Aludió también a los críticos –escritores también– que se burlaron con el argumento de que el verdadero boom han sido las computadoras Mac, los McDonald’s, Ricky Martin, el Chapulín Colorado y las telenovelas venezolanas.
Por su parte, Sau Aguayo indicó que hace casi 60 años lee a Fuentes “y me deslumbró y deslumbró a muchos”. Indicó que hacia inicios de los sesenta los libros de autores latinoamericanos se distribuían con mayor fluidez que hoy en día. Al citar el libro Cambiemos la aldea; los Encuentros de Concepción 1968-1972, de próxima publicación, apuntó hacia un texto de Gonzalo Rojas en que este escritor chileno manifiesta su admiración y reconocimiento hacia Carlos Fuentes.
Asimismo, expresó su propia opinión en torno de uno de esos encuentros en que se reunían personalidades realmente importantes de ámbitos políticos y literarios: “Fue novedoso para todos, nunca habíamos visto y escuchado a alguien así. Era Fuentes realmente espectacular en sus debates, pero el norteamericano Frank Tannenbaum nos acusó a todos de comunistas en un evento patrocinado por la empresa Ford y en plena Guerra Fría. Después de ello, sospechosamente, Gonzalo Rojas dejó de ser coordinador de aquellos encuentros.”
Luego de la exposición de los mencionados, se procedió a la consideración de preguntas y respuestas.