Si alguien alentó, invirtió y hasta amenazó para que en otros partidos políticos se dieran defecciones, desprendimientos y traiciones de líderes y militantes con el propósito de que en la sucesión estatal de este año apoyaran la repudiada candidatura de su primogénito, ese fue el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
De hecho la traición es lo que en los últimos 15 años, por lo menos, ha marcado la polémica trayectoria pública del mandatario veracruzano saliente. Y si no que le pregunten al ex dirigente nacional del PRI, Roberto Madrazo; a la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo; al ex Presidente Felipe Calderón y a su esposa Margarita Zavala, y a los ex dirigentes del PAN, Gustavo Madero y Ricardo Anaya, por citar algunos personajes de la política nacional, porque en Veracruz también hay decenas de compadres, ex socios y amigos que a cambio de su lealtad sólo han recibido humillaciones, engaños y hasta persecución personal o de sus familiares por parte del arrogante y autoritario gobernante panista que afortunadamente sólo permaneció dos años en el poder.
Por eso resulta kafkiano que los hijos de Yunes Linares que han decidido dedicarse a la política cobijados por la poderosa sombra de su padre –cuya influencia ha ido menguando notablemente en la cúpula nacional del PAN, pues ya no pudo acomodar a su primogénito como secretario general en la planilla de Marko Cortés, candidato a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional–, ahora estén temerosos de las traiciones que ven venir en las filas del blanquiazul y en el equipo gobernante de su padre, quien para empezar no pudo controlar a Joaquín Guzmán Avilés, quien renunció a la SEDARPA para disputarle la dirigencia estatal de su partido a Pepe Mancha Alarcón, el candidato del gobernador y sus vástagos.
Primero fue el alcalde porteño Fernando Yunes Márquez, quien hace un mes, el 19 de septiembre, en su intervención durante el acto conmemorativo del 79 aniversario de la fundación del PAN que tuvo lugar en el salón “Gobernadores” del Club de Leones de la ciudad de Veracruz, alertó a sus correligionarios que vienen tiempos difíciles ya que no tendrán la Presidencia de la República ni la Gubernatura del estado.
El ex senador advirtió que ante los tiempos difíciles que se avecinan es lamentable que muchos militantes luchen desde abajo para que otros traicionen sin consecuencias. “Esto es de depuración interna del partido, que yo agradezco. Los que ya sabemos que son traidores se van a quitar la máscara y se van a ir, de una vez por todas y lo celebro. Y, ojalá, varios se fueran de una vez ahorita”, dijo sin dar nombres, pero sus seguidores entendieron la indirecta y voltearon a ver al ex alcalde boqueño y ex diputado federal Francisco Gutiérrez de Velasco Urtaza, quien habría tenido acercamientos con MORENA y el gobernador electo Cuitláhuac García. Los gritos de “¡fuera, fuera!” no se hicieron esperar.
Pero este domingo 14 en Boca del Río, en la reunión de militantes para respaldar la candidatura de Marko Cortés a la dirigencia nacional del PAN, su hermano Miguel Ángel también aseguró que el partido blanquiazul empezará el tiempo de los traidores.
El ex candidato a la gubernatura sostuvo que llegó el momento de premiar a quienes trabajan por ese instituto político y no sólo a los que hacen grilla. “Ahorita van a empezar los tiempos de los traidores, los que de repente dicen que nunca estuvieron y que se van a otros partidos. Eso lo hemos vivido ya muchas veces, ¡que se vayan, no los necesitamos!”, dijo retador.
“(El PAN debe ser) un partido que premie a los que ganan en las urnas, no a los que andan de grilleros”, afirmó no obstante su reciente derrota electoral, la cual, según argumentó, fue consecuencia de un fenómeno nacional y no del “voto racional” de los veracruzanos.
El hijo de Yunes Linares reconoció que es un momento difícil para el PAN, ya que tienen todo en contra y, en el panorama, todo parece negro, pero aseguró que el blanquiazul no necesita panistas que “ganan siempre perdiendo”.
Habrá que ver si en las elecciones internas del PAN, el 11 de noviembre próximo, Yunes y sus hijos no ganan también perdiendo, ya que al menos en Veracruz los bonos de Guzmán Avilés parecen ir a la alza entre la militancia del estado. El domingo pasado, por ejemplo, el ex secretario de Desarrollo Agropecuario le reunió a Marko Cortés en Córdoba el triple de militantes de los que el clan yunista logró congregarle al michoacano en Boca del Río.
¿Ese será el verdadero trasfondo de la tolerancia gubernamental al plantón que, ocho días después, volvieron a realizar este miércoles los miembros de la Unión Campesina Indígena Nacional frente al edificio de la SEDARPA, donde en plena vía pública sacrificaron cerdos para comer sin que la fuerza pública del estado intervenga como regularmente suele proceder el gobernador Yunes Linares?
Y es que aunque existen varios incrédulos que todavía mantienen ciertas dudas y reservas, entre algunas corrientes internas del PAN hay quienes quieren creer que de ganar Joaquín Guzmán la dirigencia estatal del partido blanquiazul, el panismo veracruzano tradicional recuperaría el rumbo doctrinario y el control de su instituto político que en los últimos tres años ha estado virtualmente secuestrado por la familia gobernante y sus incondicionales que recién perdieron y están por entregar el poder.