El lenguaje incluyente no es una imposición y va más allá de la gramática, destacó la directora del Instituto Municipal de las Mujeres de Xalapa, Yadira Hidalgo González, en su participación en el Ciclo de Charlas “Investigación feminista” que desarrolla el Centro de Estudios de Género, la Maestría en Estudios de Género y el cuerpo académico Género y Cultura de la Universidad Veracruzana (UV).
“No sirve a las mujeres, al movimiento feminista o a la democracia que se obligue a utilizar el lenguaje incluyente a las personas en general. No nos sirve, por ejemplo, que una persona maneje muy bien el lenguaje incluyente y se comporte ‘políticamente correcto’, pero en sus acciones no sea así”, expuso ante estudiantes, académicos y público en general interesado en el tema.
Asimismo, dijo que el lenguaje incluyente va más allá de la gramática, pues está dentro del marco de los derechos humanos, tiene que ver con un posicionamiento político, incluso filosófico y es más que “las y los”; tiene que ver con la visibilización de las mujeres y de otros grupos como las personas con discapacidad, la comunidad LGBTTTI (lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales) o la población indígena.
Comentó que así como la respiración, las personas normalmente utilizan el lenguaje de manera inconsciente, pero el lenguaje incluyente no necesariamente es engorroso si se tiene un amplio vocabulario. “Una de las cosas que recomiendo mucho, sobre todo para tener más herramientas al respecto, es la lectura. No hay otra opción. Entre más lees más vocabulario tienes y así más opciones para decir lo que quieres”.
El lenguaje incluyente, explicó, es un elemento que reconoce a las mujeres y a los hombres tanto en lo hablado como en lo escrito, manifiesta la diversidad social e intenta equilibrar las desigualdades. Asimismo, contribuye a forjar una sociedad que reconozca e integre la diversidad, la igualdad de género.
Sin embargo, “vemos mucha resistencia, sobre todo en quienes hacen contenidos en medios de comunicación, porque no ven que lo que hacen es violencia y tiene que ver con otro concepto también muy interesante que es el de la violencia simbólica; al respecto, dice Rita Segato, ‘la violencia simbólica entre más sutil es más efectiva’ porque al no verse, nadie la reclama”.
Retomó la frase “Lo que no se nombra no existe” y recordó que el primer derecho de la infancia es tener un nombre, porque al tenerlo se tiene identidad y un espacio en el mundo y con esto se es “capaz de negociar con las otras personas, es decir, asumir un papel activo y político, de eso trata el lenguaje incluyente, más allá de ‘las y los’, el tema es muy profundo”.
Retomó que el lenguaje incluyente no debe ser obligatorio, sino utilizado por convicción; no obstante, en la función pública el panorama es diferente. Mencionó la Ley de Igualdad para el Estado de Veracruz, en su Título II Capítulo Primero, Artículo 11, Fracción VIII, cita que el “funcionariado” debe asegurar el uso del lenguaje no sexista en todas las áreas de la administración pública, estatal y municipal, y su fomento en todas las relaciones sociales.
La funcionaria municipal explicó que el lenguaje por sí no es excluyente: “cuando utilizamos el lenguaje incluyente estamos hablando de derechos humanos, de visibilización política e histórica, de reconocimiento de los logros y aportaciones de las mujeres, del reconocimiento de las diversidades en todos los sentidos, de una cultura de paz, y quitarnos la discriminación de la cabeza y por ende, los comentarios peyorativos.”
La actividad se desarrolló en el Salón Blanco de la ex Unidad de Humanidades y fue moderado por María Eugenia Guadarrama Olivera, titular del Centro de Estudios de Género.
Karina de la Paz Reyes/Prensa UV