El objetivo de la violencia contra la mujer, la inseguridad y las desapariciones, es provocar miedo, sin embargo es necesario seguir caminando, luchar y enfrentar este problema porque “si no lo hacemos nosotras ¿Quién lo va a hacer”, coincidieron fotoperiodistas durante el foro “Representaciones de los desaparecidos”, en el marco del Festival Internacional de Fotografía Periodística y Documental Mirar Distinto.
Ángela Ponce, fotoperiodista de Perú, quien presentó el trabajo realizado por ella misma en el “Proyecto Ayacucho”, relató que cada vez que regresa a Lima procedente de aquella ciudad del norte de la nación andina, llega con una mochila muy pesada a su espalda, debido a la experiencia de retratar a las familias que buscan a sus seres queridos tras la matanza que de los años 80 al 2000 desató el gobierno contra todo aquel que pareciera formar parte de un movimiento subversivo.
Peor cuando los medios de comunicación convencionales de ese país se niegan a publicar este material, sin embargo son las mismas familias quienes la motivan para seguir adelante apoyando para tratar de develar el destino de miles de personas desaparecidas en aquellos años.
No obstante y a pesar de la fuerte experiencia, el cansancio físico y mental, ha aprendido de esas familias, le han transmitido fuerza y logrado un empoderamiento que la obliga a seguir adelante.
Por su parte la fotoperiodista mexicana Mariceu Erthal, quien ha seguido de cerca el caso de la desaparición de la joven xalapeña Gemma Mávil, reconoció que las desapariciones se producen en cualquier estado de la República y es lamentable que a pesar de que Veracruz es un estado rico en muchos aspectos, también está muy marcado por la violencia.
Es por ello que las mujeres fotoperiodistas y en general cualquier profesión requieren del doble valor de un varón en una actividad en donde existen riesgos, “caminar en la calle es más riesgo que para un hombre”.
De manera particular refirió que le ha resultado difícil procesar la experiencia de conocer de cerca el caso de Gemma Mávil y de tratar directamente con sus padres, que se han vinculado a su vida, sin embargo de allí también saca fuerzas para sacar adelante este trabajo fotográfico.
Por su parte la también mexicana Sonia Madrigal, reconoció que el objetivo de quienes ejercen la violencia es inducir al miedo a la mujer, pero en su caso la fotografía es su manera de enfrentar la violencia que se presenta en el país y en donde el cuerpo de la mujer es parte de su territorio.
La fotoperiodista lleva varios años abordando los feminicidios que se presentan en Ciudad Netzahualcóyotl y en particular en el canal de la compañía, que es una extensión del lago de Texcoco, sitio en donde continuamente aparecen cadáveres de mujeres, lugar que en su opinión así como está lleno de vida, también lo está de muerte.
En su caso el denunciar este hecho, el preguntarse continuamente ¿hacia dónde vamos? el informar a las mujeres que todavía no saben que es un feminicidio y el continuar caminando por esos territorios a pesar del riesgo, es su mejor manera de enfrentar la dura experiencia de ver una familia que perdió a un ser querido sin un entierro.
Avc