En sólo tres meses, la administración municipal redujo 15 por ciento el tonelaje diario enviado al Relleno Sanitario, al recolectar y acopiar residuos orgánicos de la Central de Abasto, empresas, mercados, parques y jardines, y aumentó en más de 20 veces la capacidad de su Centro de Compostaje, recibía dos toneladas y hoy –cada día– acopia, procesa y convierte 50 toneladas en abono y lombricomposta.
Ubicado sobre un terreno de 4 mil metros cuadrados, este centro puede acopiar cientos de toneladas de residuos como flores, verduras, frutas, hojarasca, troncos; todo residuo orgánico capaz de transformarse en composta, que se apila por capas, se mide, vigila su proceso de fermentación y reducción, hasta que por último, es convertida en suelo fértil que se reintegra a la ciudad.
“Comenzamos con dos, aumentamos a 10, a 15, 20 y en este momento llegamos a 32 toneladas diarias de materia orgánica. Ya se comenzaron a integrar los centros comerciales con lo que estamos hablando de 50 toneladas al día que ya no irán al Relleno Sanitario”, señala el encargado del Centro de Compostaje, Francisco Martínez Tlapa.
Regenerando suelo de calidad
Al llegar al lugar, que se ubica detrás de la Central de Abasto, el olor es lo primero que resalta: no es desagradable, lo que contrasta con lo que era anteriormente: un tiradero de materia orgánica al aire libre que no aprovechaba ni producía composta.
A un costado se encuentra el volteo recién adquirido por la administración municipal: la cernidora. Van y vienen los camiones verdes que depositan los residuos de mercados y florerías, las camionetas con hojarasca, lo que se acumula de la poda de árboles, lo que más se pueda separar y transformar con los recursos que se tiene.
En una esquina, los estanques de cultivo de la lombriz canadiense que produce una de las mejores lombricompostas, la que se usa en los viveros municipales. “Tenemos en este momento una tasa semanal de más de 120 toneladas que antes iban al Relleno Sanitario. Lo que estamos haciendo en el Centro de Compostaje es poner en marcha una ecotecnología que no dañe el medio ambiente”.
Se acerca a una montonera, y muestra las dos capas que se intercalan para llegar a una altura de casi dos metros: materia orgánica, hojarasca, esta última se encarga de neutralizar los olores, aportar carbono para el abono, y mantener la temperatura a 70 grados, para que el proceso de descomposición y fermentación no genere mosca y no atraiga ratas ni otro tipo de fauna.
“Este proceso dura tres semanas máximo. La temperatura es muy importante porque evita el proceso de mineralización, es decir, que el proceso de fermentación sea tan prolongado, lo que hace que se pierda nitrógeno en forma de amoniaco, también evitamos la pérdida de carbono. Todo basado en un trabajo de investigación de muchos años, yo al menos llevo 16 en esto”, refiere.
En resumen: en dos meses 30 toneladas de materia orgánica se convierten en tierra fértil para abonar y regenerar el suelo de Xalapa, sobre todo en las avenidas principales. Francisco Martínez dice que si la población separara correctamente su materia orgánica esto permitiría reducir hasta 100 toneladas diarias más lo que se manda al Relleno Sanitario, con lo que podría generarse 20 toneladas de abono al día.
Lombricomposta de estándares internacionales
Sobre la lombricomposta, Francisco Martínez Tlapa afirma que la tasa poblacional de lombriz que se cultiva en los seis estanques de producción con los que cuenta el Centro de Compostaje es de dos kilos por metro cuadrado, y se produce entre 30 y 40 toneladas que se va directo a los invernaderos municipales por su alta calidad.
Se trabaja con las especies de lombriz Eisenia Andrei, Perionyx y Excavatus. “Tenemos los procesos adecuados para obtener certificaciones de calidad nacionales e internacionales. Es realmente fantástico lo que está haciendo esta administración municipal en la materia”.
Explica que los tanques están a desnivel para captar los escurrimientos de lixiviados que terminan en un aljibe, que se procesan con azufre y se transforman en fertilizantes foliares.
“Nada, absolutamente nada se desperdicia aquí. La materia orgánica en Xalapa representa alrededor de 56 por ciento de lo que se genera. Si hay un proceso selectivo en hogares, mercados, centros comerciales e instituciones, podríamos reducir más de la mitad el tonelaje enviado para disposición final, recuperar suelo y apoyar al campo”.