A 67 días del final, las sorpresas no terminan. Por fortuna, se tiene la oportunidad de cambiar, de hacer la esperanza realidad. Nada fácil, ni rápido, pero se debe intentar y participar libremente.

Pobre Veracruz. En pleno “año de Hidalgo”, surge la mancha de contratos a favorecidos, concesiones a socios, familiares o amigos reales o “fantasmas»; trascienden nombramientos acelerados, hay venta de garaje, remates de oportunidad y ofertas de fin de régimen.

Alarma y preocupa, que se perciben o temen injustificadas acciones, como siembra de minas, obstáculos y sabotajes,  impropios de una responsable transición y obligada entrega recepción.

La poca o nula participación ciudadana, que ha caracterizado al gobierno, porque todo el tiempo la ha ignorado o menospreciado, ahora aparece impuesta por faraónico decreto, que a conveniencia personal anuncia la creación de una representación ciudadana de ocasión y para auto justificación. ¿Extensión, de invención de ciudadanos carnales o a modo?

Mientras tanto, mucho de  lo prioritario sigue pendiente, crecen inseguridad, hambre, pobreza, deuda pública y complicaciones de la administración y las finanzas oficiales. ¿Bancarotas?

Lo peor es que hasta lo último, siguen sin informar y no permiten evaluar. Prevalece la opacidad que facilita incapacidad y voracidad. Sin transparencia y evaluación social, es notorio que avanzan y predominan impunidad y corrupción.

Es hora de cese inmediato, multas y hasta cárcel, a quienes no cumplan ni garanticen transparencia, acceso a la información, y evaluación ciudadana y social.

De remedios y enfermedades

Autoritarismo, discrecionalidad e irresponsabilidad siguen presentes. Demasiadas dependencias e instituciones, incluyendo la Universidad Pública están en graves dificultades y complejos problemas, bajo la dirección, control y aprovechamiento convenenciero, de una mediocre e ineficiente burocracia exagerada, descontrolada, y demasiado bien pagada. ¿Cómo aplicar el remedio apropiado, para reducir y eliminar el padecimiento o malestar, si el mismo remedio está afectado, o ya es en sí,  parte u otra enfermedad?

Se esconde, evade, minimiza o niega lo evidente: salvo excepciones, gobiernan y están cargo, demasiados opacos, incapaces y corruptos.

No informan, en su lugar anuncian, declaran o difunden lo que les da la gana. No cumplen, pero eso sí, se auto promueven en intrascendentes boletines, conferencias y entrevistas, o hasta en anuncios, videos y  comerciales, con cargo al presupuesto.

Informar y garantizar acceso, es derecho ciudadano y obligación de todo servidor público, no una gracia, o concesión.

Además, no atienden y enfrentan con efectividad, el reto permanente de crecimiento económico, con mayor oferta de empleo, ingreso y prestaciones dignas a los trabajadores. No entienden, consideraran o toman en cuenta, inestabilidad e incertidumbre devaluatoria permanente  y  presión inflacionaria creciente. Y en cuanto a lo financiero no saben más que pedir y gastar, endeudar y pretextar o justificar lo injustificable.

A la vieja y nueva aspiración de aumentar  bienestar social y  calidad de vida, se oponen repetidas y absurdas políticas y acciones que usan y abusan del cargo público,  para su beneficio.

A todo esto y más hay que agregar  crisis administrativas y financieras oficiales, incrementadas y profundizadas por debilitamiento y quiebra institucional, ocasionadas y perpetradas por ineficiencia y delincuencia, que abunda en la nómina de funcionarios y gobernantes.

Por si fuera poco, la inflación sigue presente, causando los tan conocidos como indeseables efectos, en la poca capacidad de compra y en el de por sí, bajo nivel de vida de muchos.

Inflación entendida, como incendio, que se quiere apagar a gasolinazos, discursos, escapismos, simulación y viejos procedimientos.

Por eso y más, es inaceptable, permitir que no cumplan con informar, que es lo básico y elemental; ni dan verdadero, efectivo y actualizado acceso a la información. ¿Cómo aprobar, respaldar y entender lo que no se sabe?

No ceder y enfrentar a ineficientes y delincuentes que no cumplen ni hacen cumplir la ley; y que, incluso, pierden juicios y reciben órdenes judiciales de transparentarse, mismas que ignoran y no atienden.

Poe eso, al gobierno de Veracruz se debe exigir y preguntar:

¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda?¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con elevados y ofensivos sueldos, más beneficios especiales?
Opacidad y rapacidad van de la mano, porque así permiten todo y hacen lo que les da la gana, confiados en que no pasa nada. ¿Cómo es posible que no se publiquen puntualmente nóminas y total de ingresos recibidos por funcionarios y encargados? ¿Qué no se sepa destino o fin, de los gastos autorizados y cobrados?

Y lo que es peor, se ignoren autoridades judiciales; no se detenga la costosa forma de administración; y se autoricen evidentes negocios de reestructuración, refinanciamiento y crecimiento de deuda pública

Eso queríamos, eso tenemos, simplemente pasamos de mal a peor. ¿Quién quiere complacencia y negligencia, complicidad y simulación?

Realidad y fantasía, circo, maroma y teatro como respuesta a los arrolladores hechos que muestran situación real, lo que es y lo que pasa. Demagogia y simulación, como en los viejos tiempos que tanto se criticaban. Más de lo mismo, pero ahora, lo mismo sin más.

Liturgia y formas del entretenimiento de gobernantes y funcionarios. Escapismo llevado al extremo.

El arca abierta del gasto público

Inevitables  acción y movilización ciudadana y social, permanentes  y efectivas.

Respecto al gobierno y la administración de los escasos recursos públicos, no sólo se trata de exigir transparencia, buenas cuentas y eficiencia gubernamental; se trata también, de fortalecer el Estado de Derecho, de exigir puntual y verdadero cumplimiento de ineludibles obligaciones y  responsabilidades; sujetar y controlar  gobernantes,  funcionarios y todo servidor público, o aguantar las consecuencias y pagar daños, pérdidas y retrocesos.

Gobernar al gobierno es prioritario. No más opacidad sin castigo.

-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH