El periodista Filiberto Vargas Rodríguez dice en su columna de este miércoles, que circula en redes sociales una supuesta carta del ex Fiscal General del Estado, Luis Ángel Bravo Contreras, donde denuncia que tanto él como Javier Duarte y Arturo Bermúdez, son presos políticos.
“Díganle al Gobernador que Jorge Winckler le miente y puedo probarlo”, habría expresado Bravo Contreras en esa carta, en la que confesaría que su renuncia al cargo de Fiscal fue parte de un “pacto de impunidad”, con el abogado Diego Fernández de Cevallos como intermediario. “Extrañamente ese pacto de no agresión se rompió, y extrañamente fui acusado de Desaparición Forzada por un Testigo que fue amenazado y quizás torturado para señalarnos a mi y al ex Gobernador de Veracruz Duarte de Ochoa”.
“Esta persona (el testigo) es Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública del estado de Veracruz durante casi todo el gobierno duartista y a quien extiendo mi comprensión y perdón, ya que a él también Miguel Ángel Yunes Linares le puede incumplir cualquier posible pacto que haya efectuado”.
“El inminente ex gobernador en menos de 90 días perdió el único activo que le quedaba, y era su palabra empeñada, ya que el Fiscal Jorge Winckler engaña al Gobernador de Veracruz. Arturo Bermúdez Zurita, Javier Duarte de Ochoa y Yo, fuimos parte de la propaganda electoral en la elección pasada a favor del candidato del PAN-PRD-MC, Miguel Ángel Yunes Márquez, y somos presos políticos por Desaparición Forzada”.
Hasta ahí la carta que comenta Fili en su columna.
Tengo mis dudas sobre su autenticidad, entre otras cosas, porque Bravo Contreras tiene los recursos económicos suficientes como para publicarla en un medio de difusión nacional que en automático la subiría a su portal de internet para ser leída por el mayor número de personas.
Y en cuanto a su contenido tengo mis reservas por la mala sintaxis, pero los argumentos sugieren que pudo haber sido escrita por el ex Fiscal.
De todos es sabido que si Luis Ángel presentó su renuncia a la FGE fue porque hubo un pacto con el gobernador entrante, Miguel Ángel Yunes. Estoy seguro que Yunes le dijo, “di todo lo que sepas y no habrá bronca contigo».
Que Yunes haya incumplido su palabra no extraña a nadie. Si por algo está hecha talco su reputación es porque no acostumbra cumplir sus promesas.
Pero de eso a que esté acusando al ex Fiscal de desaparición forzada hay un trecho muy grande. Por este delito lo acusan los familiares de los desaparecidos desde antes de que dejara la FGE. Y también señalan a Bermúdez Zurita y a Javier Duarte.
Ni Luis Ángel, ni Javier, ni Arturo son presos políticos. Para la sociedad que los padeció son unos consumados ladrones que robaron a su antojo y abusaron de su poder cuantas veces quisieron.
Los tres están señalados de cometer el delito de desaparición forzada entre 2010 y 2016. ¿Qué tanta responsabilidad tienen? Eso lo decidirá un juez.
Ahora, de que hubo un pacto Yunes-Bravo, eso que ni qué. Es lo que se acostumbra entre servidores públicos deshonestos y bandidos. Pero independientemente de eso los tres (Duarte, Bermúdez y Bravo), tendrán que responder por un delito de lesa humanidad hasta que quede totalmente aclarado, porque las víctimas no desaparecieron solas.
Y a partir del 2 de diciembre tanto Yunes Linares como Jorge Winckler deberán responder por las desapariciones ocurridas en este bienio. Al menos 25 de acuerdo con datos aportados por los Colectivos de búsqueda.
En síntesis, a ambos también les lloverá en la milpa. Y ni todos los desplantes del gobernador, ni los desdenes del Fiscal, serán patente de corso para que evadan a la justicia.
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