Córdoba, Ver.- En el municipio de Tezonapa, la vida se ha detenido. Transitar por sus calles pasadas las seis de la tarde, es hacerlo como en un pueblo fantasma.

Tezonapa se ha vuelto punto importante para las bandas delincuenciales, su extensión territorial colinda con el Estado de Puebla y Oaxaca, es decir, hay tres estados por controlar.

La época de horror sembrada por Toribio Gargallo, alias “El Toro” o “Juan Zavaleta”, uno de los pistoleros más sádicos de la región cañera, muerto en una emboscada por elementos de la extinta Policía Judicial del Estado, el 10 de octubre de 1991, parecía haberse extinguido de la memoria de sus habitantes.

Sin embargo, a 27 años de su fallecimiento, el terror nuevamente ha regresado. Ahora, son las bandas del crimen organizado quienes mantienen atemorizado a este municipio, donde viven unas 52 mil personas, su mayoría gente de campo y de escasos recursos.

Tezonapa no figura en los índices de inseguridad reportados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), sin embargo, aquí, todos los días hay secuestros, extorsiones, homicidios y asaltos; se ha vuelto un pueblo sin ley.

La misma población se ha puesto un toque de queda, después de las seis de la tarde, nadie puede andar en las calles, principalmente mujeres, pues corren el riesgo de ser “levantadas” por hombres armados que merodean a bordo de lujosos vehículos la zona.

Tal y como ocurrió un domingo a Ana y su sobrina, una chica de 17 años. Eran aproximadamente las 20:00 horas, cuando ambas decidieron salir al parque principal por un elote; apenas habían pasado unas cuadras cuando se les emparejó una camioneta donde viajaban varios hombres armados.

La unidad se detuvo repentinamente, y justo cuando se abrían las puertas, echaron a correr. Por fortuna, cuadras adelante un vecino las ocultó dentro de su casa.

“La verdad no sé qué hubiera pasado, tal vez se hubieran llevado a mi sobrina y a mí quién sabe qué me hubieran hecho. Allá hay muchas mujeres que desaparecen, no sabemos para qué las quieren”, narra la mujer, quien es cristiana y se dedica a predicar la palabra de Dios.

Miguel Ángel Contreras Mauss/Avc