El pasado 16 de mayo y en plena campaña por la gubernatura (de su hijo), Miguel Ángel Yunes Linares dio a conocer que su administración contrataría aeronaves inteligentes para combatir la delincuencia.
Dijo que estos aparatos serían utilizados en tareas específicas de seguridad: “Son aviones de alto nivel técnico que cuentan con sensores para hacer geolocalizaciones, monitoreo de radio digitales, captura de arcos, localización de objetivos y reconocimiento de rostros”.
“Las naves -agregó-, cuentan con cámaras que permiten identificar placas de autos desde 2 mil 500 metros de distancia, así como tecnología para realizar monitoreo de teléfonos, intervención de llamadas telefónicas autorizadas, visión nocturna y monitoreo térmico. Pueden volar de 10 a 12 horas y alcanzar una velocidad de 300 kilómetros por hora”.
Una maravilla.
Informó que las aeronaves realizarían pruebas en Xalapa y Córdoba y si su funcionamiento era positivo las rentaría por hora.
Ajá ¿y?
Pues nada, que el anuncio lo hizo hace cuatro meses y de los aviones ni sus luces.
Aquella ocasión Yunes aprovechó el viaje para repetir el comercial que más le gusta pero que menos impacta. Y también se dio tiempo para darle un llegue a los periodistas: “Hemos disminuido la incidencia delictiva, pero no la percepción de inseguridad y es que los medios suman todos los días los delitos y hacen que la percepción de inseguridad se incremente”.
Vaya manera de descargar culpas ¿Qué quiere? ¿Que los medios resten o ignoren los ejecutados, los asaltos, secuestros, heridos y desaparecidos?
En un principio, cuando comenzó con sus informes semanales sobre inseguridad, Yunes daba datos y cifras comparativas. Pero de unos meses para acá se dedica a repetir que la incidencia delictiva va a la baja sin más pruebas que su no muy íntegra palabra.
La bronca es que la matazón continúa. Del sábado 1 de septiembre al 7 del mismo mes, hubo en Veracruz 26 ejecutados y de ellos seis fueron mujeres.
Eso no es todo, desde el 26 de agosto desaparecieron tres personas originarias de la Ciudad de México y nada se sabe de ellas. Maestros del Instituto Tecnológico Superior de Zongolica, pararon actividades este jueves cuando sujetos armados secuestraron al secretario general del sindicato de ese plantel, Genaro García Martínez.
En Acultzingo, Ciudad Mendoza, Atlahuilco, Xoxocotla y Soledad Atzompa, maestros de preescolar y primaria pararon actividades en protesta por la inseguridad. De abril a la fecha han sido secuestrados seis docentes.
La Fiscalía General del Estado dio un golpe mediático al anunciar el hallazgo de 170 cadáveres en fosas clandestinas. Y aunque todo hace suponer que los cuerpos fueron inhumados en el sexenio anterior, dan cuenta de la descomposición social que existe en la entidad.
Habitantes de 14 comunidades de Papantla entregaron una petición por escrito en la Base Naval de Tuxpan, para que sean los marinos los que se encarguen de su seguridad. Pero además, fueron a la ciudad de Puebla a exponer su problema a las autoridades de Seguridad Pública y Gobernación de aquella entidad que se comprometieron a ayudarlos.
Los comuneros, que no quieren saber nada de la policía veracruzana ni del gobernador Yunes Linares, dijeron que formaron grupos de autodefensa porque están cansados de los cobros de piso, secuestros e incluso asesinatos que han padecido ante el nulo apoyo del gobierno yunista.
Pasumecha qué feo. Si yo fuera gobernador se me caería la cara de vergüenza al saber que mis gobernados fueron a buscar apoyo a otra entidad porque he sido incapaz de brindarles ese apoyo.
Qué humillación a la soberbia del mandatario veracruzano.
Este fin de semana Yunes Linares ya no salió a dar su parte de novedades. Quizá lo haga hoy lunes. Pero ¿qué va decir cuando hubo 26 ejecutados (En realidad 27; la noche de este domingo asesinaron a un hombre en Xalapa) y cuando el descontento social por tanta violencia crece día con día?
Y de los aviones, ni hablar.
Hubieran sido una excelente ayuda contra la inseguridad y la violencia, pero nunca se alquilaron. Fueron otra mentira.