Los movimientos sociales de la década de los sesenta no se limitaron a 1968 ni fueron privativos de un solo país, fueron un fenómeno global, obedeciendo a causas distintas que en algunos lugares unió a estudiantes, obreros y campesinos, y en otros –como México– participaron únicamente alumnos.

Así lo argumentó Rogelio de la Mora Valencia, investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), durante su charla “Los movimientos estudiantiles a 50 años: memoria y olvido”, enmarcada en la primera sesión correspondiente a este semestre del Seminario Historia Intelectual/Historia Cultural que ofrece dicho instituto.

Durante su exposición, el investigador universitario enumeró algunos de los movimientos sociales más destacados, entre los que consideró el “Mayo francés” de 1968 como el de más intensidad e implicaciones en la sociedad en general, principalmente en el sector obrero, pues la cadena de protestas que se efectuaron, principalmente en París, fue iniciada por un grupo de estudiantes de izquierda, a quienes posteriormente se unieron grupos de obreros industriales, sindicatos y miembros de partidos.

Sin embargo, dijo que “los movimientos estudiantiles no fueron todos franceses, ni todos en mayo, ni todos en 1968”, porque existía una inconformidad que ya se venía generando y que se podía entender solamente con la articulación de estos fenómenos a nivel mundial, como la Revolución China, la Revolución Cultural, la Revolución Cubana y la ofensiva del Tet en Vietnam, que despertó un desdén y una abierta hostilidad hacia el imperialismo norteamericano, lo cual tuvo relación con los movimientos de liberación nacional como el de Argelia.

En el recorrido histórico de los movimientos sociales, De la Mora Valencia hizo referencia al de México, que está próximo a cumplir 50 años, el que luego de calificarlo como “un acontecimiento traumático”, dijo que cambió políticamente la situación del país, con una tendencia general de contracultura globalmente.

De acuerdo a la hipótesis del investigador, “cada movimiento tiene su propio programa de lectura, no obedecen todos a la misma causa, porque no es igual un alemán que vive en un primer mundo de abundancia, a un mexicano que tiene muchas carencias, y esto hace que las motivaciones sean diferentes, aunque estructuralmente las causas sean las mismas: un poder de rebeldía y de hastío ante las jerarquías de autoridad”.

Al término der su exposición, Rogelio de la Mora expresó que existen tendencias explicativas y controversiales sobre cómo interpretar el movimiento del 68, pero dijo que en general “permitió una transformación política del país, estamos muy distantes a lo que era el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz a lo que tenemos ahora, con bases para construir una sociedad diferente”.

José Luis Couttolenc Soto/Prensa UV