El libro Herencia española y africana en Canarias, Cuba y México, autoría de la historiógrafa Guadalupe Sánchez Álvarez, en breve saldrá a la luz bajo el sello de la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV). Se trata de un ensayo sobre elementos transculturales y transhistóricos adoptados en los entonces llamados “Viejo” y “Nuevo” mundo. Café, tabaco y plátano son ejemplos, pero también abarca la música, incluso la brujería.
En entrevista, comentó que no se debe citar como “Conquista” al periodo de dominio español en esta región, toda vez que se trató del “tiempo en que se reconfiguró el mundo, incluyendo a España; porque no se consolidaba como tal, se trataba de un grupo de reinos que estaban siendo compactados por la Corona de Castilla”.
Es más, tampoco es correcto nombrar “Colonia” a la etapa siguiente de la historia de la Nueva España, pues fue un virreinato (también llamado Reino de Ultramar) que “tenía un rey, inicialmente el de Castilla y posteriormente el de España; un virrey, encomenderos, adelantados y otros. Colonia no fue”.
Asimismo, citó que el origen del libro se remonta a una estancia posdoctoral en Gran Canaria, las Islas Canarias, de 2012 a 2014, a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, para estudiar las bajadas (peregrinaciones) como hipertextos y metahistorias, lo cual compaginó con investigaciones desarrolladas en Cuba y otras más que a la fecha realiza en México. Tanto en las citadas islas como en el país ha identificado varias manifestaciones culturales, religiosas, incluso alimentos que cada sociedad asume como propios.
“Empecé a encontrar ligas de elementos que los canarios dicen ‘son nuestros’, los cubanos dicen ‘son nuestros’ y nosotros como mexicanos decimos ‘son nuestros’. Pero resulta que no, que no son de uno, otro, o de ninguno, porque nos vienen de África, de Turquía, de otros lugares”.
Herencia española y africana en Canarias, Cuba y México, consta de 10 capítulos: Canarias y el Viejo mundo de América; Las Afortunadas, Juana, el Sotavento y la Candelaria; El legado de Cubao; Y de nuevo Las Islas Graciosas; La Vera Cruz; Santos contra brujas; Guadalupe, Guadalupejo, Cáceres, Extremadura y Gomera; Palabras, conceptos, costumbres y un poco de sazón; Tabaco y café; El pasado mágico religioso y musical.
“No es sólo un libro de historias y relatos, es un libro elaborado con rigor científico a través de la historiografía y con la disciplina que nos impuso un antropólogo cubano, Fernando Ortiz, quien inventó los estudios culturales. ¿Por qué no utilizar el término globalización?, porque estos fenómenos no se dan por los intercambios o acuerdos políticos entre estados, o en su momento de la realeza. Son cuestiones que surgen en lo subalterno.”
Para la académica de la UV, la importancia de obras como ésta recae en que “nos han contado una historia falsa, ligera, acomodada para beneficio de alguien”. Es más, “fueron muchas las omisiones y con toda intención; no fueron olvidos”.
Para muestra citó a Fray Bartolomé de las Casas, nombrado incluso “Procurador o protector universal de todos los indios de las Indias”, quien perteneció a una estirpe con interés de sacar provecho del Nuevo Mundo; incluso Pedro de las Casas (algunas fuentes señalan que fue su padre y otras que su tío) acompañó a Cristóbal Colón desde el primer viaje al Nuevo Mundo (ocurre lo mismo, algunas fuentes apuntan que fue en el segundo viaje). “¡Es que la posesión de América fue una empresa y hubo varios inversionistas!”, destacó la entrevistada.
Las Islas Canarias, aunque poco se diga, fueron un punto importante de abastecimiento porque en aquella época de la península Ibérica pasaban ahí, se suministraban y emprendían el viaje largo para llegar a Cuba, Yucatán o Veracruz, por tal razón siempre hubo una conexión con ellos. “Lo más extraño es que el 98 por ciento de las personas mexicanas nunca han oído hablar de las Islas Canarias. Incluso, un alto porcentaje de españoles no conocen la ubicación de las islas”.
Como resultado de ese lazo, son varios los legados culturales y religiosos que se intercambiaron, pero quizá la Virgen de la Candelaria sea el más importante que de allá se obtuvo pues si se toma en cuenta el día de su festividad, 2 de febrero, tiene significados en toda América. “No tiene antecedentes, surgió en las Islas Canarias y de ahí se fue expandiendo, porque tiene que ver con los ciclos agrícolas, la luna, los equinoccios, y en general con los aspectos que señala la llamada arqueoastronomía”.
Es más, Guadalupe Sánchez aclaró que no se trata de una Virgen de la Candelaria, en realidad son muchas, porque el rostro generalmente adopta los rasgos característicos del lugar donde es venerada.
Por otro lado, el gran legado de México a las Islas Canarias (como al mundo entero en sí) fue el maíz, que allá conocen como millo. Precisamente uno de sus alimentos típicos, el gofio, está elaborado con base en este cereal tostado y molido.
“Es interesante ver cómo todavía funcionan allá los molinos antiguos. En septiembre, en la Villa de Agüimes tienen una fiesta que se llama ‘La subida del millo’ y después ‘La baja del gofio’ (también conocida como ‘bajada del gofio y agua’). Al concluir ésta se llevan ofrendas a la Virgen del Rosario, patrona de la villa. Una escultura elaborada por los purépechas precisamente con pasta de maíz, imagen de bulto que fue enviada de la Nueva España por un canario que se encontraba en tierras michoacanas.”
Karina de la Paz Reyes Díaz/Prensa UV