El pasado 29 de agosto, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales informó que el gobierno mexicano prepara lineamientos para atender el problema que representa la pérdida y desperdicio de alimentos.
El documento que se prepara se basa en tres puntos: prevención de la pérdida y desperdicio, recuperación de alimentos que pueden aprovecharse y revaloración de los residuos orgánicos.
Para tal efecto, fue integrado con antelación un grupo de trabajo en el que participan, además de Semarnat, las secretarías de Agricultura, Turismo y otras, además de instancias internacionales, como la FAO y el Banco Mundial; y empresas como Toks, Grupo Lala, Walmart y Nestlé, entre otras.
El asunto no es menor, sobre todo en un país con tan elevados índices de pobreza extrema.
Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, indican que México tiene 9 millones 375 mil habitantes en pobreza extrema, 7.6 por ciento de la población nacional.
Otras instancias, como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos han aportado datos igualmente alarmantes.
En octubre de 2017, por ejemplo, en el marco del Día Mundial de la Alimentación, la CNDH reveló que unos 27 millones de mexicanos viven en pobreza alimentaria; esa cifra incluye a un millón 200 mil niños en condición de desnutrición crónica.
En un país con tantas personas en condiciones paupérrimas y de pobreza extrema alimentaria, resulta indignante que se desperdicie más de una tercera parte de los alimentos.
La Cruzada Nacional México Sin Hambre, de la Sedesol, difundió una infografía que ilustra a la perfección el problema del desperdicio de alimentos en México: 37 por ciento de los alimentos que se producen en el país se desperdician, lo que equivale a más de 10 millones 400 mil toneladas de alimentos, cifra que sería suficiente para evitar el hambre que padecen más de 7 millones de mexicanos.
En mayo del presente año, Carlos Hurtado, subsecretario en la Semarnat, dio a conocer que la cifra del desperdicio de alimentos en México supera las 20 millones de toneladas al año.
Sólo para ilustrar: la estimación del Banco Mundial sobre pérdida y desperdicio de alimentos en México incluye 552 mil toneladas de carne de res al año; 275 mil toneladas de carne de pollo; 2.8 millones de toneladas de tortilla (un tercio de la producción nacional); 2.6 millones de toneladas de pan; 4.5 millones de litros de leche; 1.3 millones de toneladas de huevo; casi un millón de toneladas de naranja; otro millón de jitomate; y 41 mil toneladas de carne de cerdo, alimento suficiente para dar de comer a más de 7 millones de mexicanos en pobreza extrema.
¿Tiene usted idea, por ejemplo, de cuántas toneladas de alimentos se desechan entre todos los restaurantes que ofrecen el servicio de bufet?.
Son datos que definen a la perfección el problema de un país que desperdicia una tercera parte de los alimentos que produce, mientras más de 7 millones de habitantes no tienen acceso a la alimentación; de ahí la importancia de las acciones que se proyectan con el apoyo de la FAO y del Banco Mundial.
Ahora sólo falta que más empresas se sumen a esta iniciativa, hoteles, restaurantes, asociaciones y cámaras empresariales, para canalizar a la población vulnerable los apoyos necesarios para reducir los alarmantes niveles de desnutrición. @luisromero85