Veracruz, Ver.- “Hijo por qué me abandonaste”, reclama una señora.
Ella, a su avanzada edad, no logra distinguir entre el hijo al que dejó de ver y el fotógrafo que solo llegó de paso al asilo Cogra en el Día del Abuelo.
Sentada junto a muchas otras mujeres en mecedoras ve pasar los días en que nadie va a visitarla pues según la directora del asilo, María Teresa Mendoza de Infanzón, solo el 25 por ciento recibe visitas constantes y el resto permanece en el abandono.
“Yo creo que una cuarta parte, muchas veces no se quieren hacer cargo de ellos porque representan un problema, representan un gasto y representan un compromiso de vida”, contó.
En ese mismo asilo Jesús encontró una nueva familia, después de haber perdido a la suya muchos años atrás.
A sus 70 años recuerda que el alcoholismo lo llevó a perder su salud y a su familia hace más de 35 años cuando dejó de ver a sus dos hijos, su esposa, sus papás y hermanos.
Tras mucho vagar por las calles lo llevaron a Cogra donde se encontró la oportunidad de volver a tener una familia con quien contar.
“Me dediqué a mi vagancia, en el alcohol y esas cosas; entonces hacía perdido a mi familia y todo (…) aquí estoy en mi segunda casa se puede decir, que aunque yo no tengo familiares, no tengo nada, tengo a Dios y los tengo a ellos”, aseguró.
Según Mendoza de Infanzón algunos de los más de 60 ancianos que viven en el asilo, como Jesús, llegan enviados por las instituciones de salud cuando no tienen a nadie más a quien llamar o cuando su mente con demencia senil o Alzheimer no logra recordar a su familia. Muchos de ellos nunca logran encontrar a su familia.
“Yo no critico a nadie pero por lo regular aparece en los medios de comunicación recompensa por una mascota y yo quisiera saber cuando han ofrecido una recompensa por un anciano”, indicó.
Ana Alicia Osorio/Avc