Estamos casi a tres meses de que concluya lo que nosotros llamamos la peor pesadilla de nuestra historia, el gobierno de dos años de un personaje infestado de amargura y deseos de venganza, peleado con la vida, pero dotado de un deseo incontenible de poder y una voracidad por el dinero que jamás habíamos visto. El de Miguel Ángel Yunes Linares pasará a la historia de Veracruz como el peor gobierno, eso lo sabe él, lo saben sus cercanos y lo saben quienes aceptaron cooperar con su esfuerzo a sumir al estado en la violencia y la miseria en que se encuentra. No estamos diciendo algo que los veracruzanos ignoren, algo inventado, no, es lo que estamos padeciendo todos mientras el yunismo sigue al frente del gobierno. Y debemos agradecer a los ciudadanos que se sumaron de manera voluntaria en todo el país al movimiento político que encabezó Andrés Manuel López Obrador, para echar del poder a estos sátrapas que nos tenían con la bota en la cabeza, entre ellos, el gobernante veracruzano que planeaba imponer a su hijo Miguel en su lugar y luego a Fernando para, de esa manera, perpetuarse en el poder y ejercerlo como solo él sabe hacerlo, humillando, agrediendo al ciudadano, burlándose de las instituciones, saqueando las arcas públicas para su beneficio personal, usando la fuerza pública para reprimir a sus adversarios y la Fiscalía del Estado para encarcelar a todo aquel que no esté de acuerdo con sus arbitrariedades y abusos… Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez, presidente y gobernador electos, así como Javier Duarte de Ochoa que redujo este sexenio a solo dos años, son los benefactores directos de los veracruzanos que quedamos en esta tierra porque miles han huido por temor, porque fueron corridos de sus trabajos y no encuentran otro para sobrevivir. A la calamidad esta le quedan solo tres meses.