La vacuna para prevenir el virus del papiloma humano (VPH) es “segura y eficaz”, planteó Tomás Gerardo Hernández Parra, ginecólogo de la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS) de la Universidad Veracruzana (UV).
El especialista refirió que de las diferentes infecciones que se transmiten por vía sexual, una de las que más alarma provoca es la del virus del papiloma humano (VPH) pues si no se trata de manera oportuna y adecuada puede evolucionar hacia un cáncer de cuello de útero; afortunadamente, las lesiones que puede provocar pueden ser detectadas en un estadio inicial mediante pruebas sencillas como la citología.
Agregó que las instituciones del sector salud de México cuentan con la vacuna tetravalente, la cual estimula una respuesta del sistema inmunitario contra la infección causada por cuatro diferentes tipos de virus del papiloma humano (VPH).
Detalló que las 6 y 11 que son de baja malignidad, y las 16 y 18 son las causantes de las dos terceras partes de cánceres de cuello de la matriz.
De ahí la importancia de que la vacuna para prevenir el VPH se aplique a niñas de 10 a 11 años de edad bajo el siguiente esquema: una primera dosis en ese rango de edad, a los dos meses la segunda aplicación y cuatro meses después la tercera dosis para completar el esquema de protección.
El profesional de la salud descartó que esta vacuna tenga algún daño colateral, como argumentan algunas personas que se encuentran mal informadas sobre el particular.
Las cifras que rodean el VPH demuestran que el 80 por ciento de las personas sexualmente activas se infectan en algún momento de su vida, ya que existen más de 200 cepas de este virus, de las cuales alrededor de 20 son potencialmente cancerígenas y su incidencia es de ocho a nueve casos por cada 100 mil habitantes, y las mujeres que tienen varios años con la infección desarrollan células anormales.
Comentó que el VPH se contagia por fricción de la piel (no a través de los fluidos) durante las relaciones sexuales, el preservativo protege pero no totalmente dado que cubre sólo parte de la piel del tracto genital. Otros tipos de contagio sin penetración son el contacto oral, manual, genital, si la pareja está infectada y tiene verrugas en la zona púbica.
Es frecuente que el contagio se produzca en la juventud y permanezca en un estado latente, reactivándose tiempo después, por lo que hay grupos de mujeres que a partir de los 35 años de edad tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
Con sus más de 30 años de experiencia médica, Hernández Parra recomienda que a partir de los 21 años de edad o después de tres años de haber iniciado su vida sexual activa, las mujeres se realicen cada año la prueba de citología vaginal (Papanicolaou), si sale negativa a lesión intraepitelial escamosa o a malignidad durante tres años consecutivos, se puede espaciar a cada tres años, “pero el Papanicolaou sigue siendo básico”, dijo.
Por último, envió un mensaje dirigido “sobre todo a las jóvenes y les recomendó iniciar su vida sexual preferentemente después de los 18 o 20 años de edad; antes de esta edad el cuello de la matriz anatómicamente no está preparado para las relaciones sexuales y representa un lugar ideal para que el virus haga de las suyas y crezca.
“Les pido también eviten tener múltiples parejas sexuales para disminuir riesgos, porque en México cada dos horas muere una mujer por cáncer cervicouterino, y si bien es cierto que ha descendido el índice de registros, aún falta mucho por hacer.”
José Luis Couttolenc Soto/Prensa UV