Thania Escobar Fuentes, egresada de la Maestría en Ecología Tropical del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), obtuvo el primer lugar en el certamen de tesis con contenido etnobiológico celebrado en el marco del XI Congreso Mexicano de Etnobiología.
El evento académico se llevó a cabo del 11 al 15 de junio en Morelia, Michoacán, y tuvo como lema “Aportes a la investigación transdisciplinaria desde el quehacer etnobiológico”. Es organizado conjuntamente por distintas instituciones de la región centro-occidente del país y la Asociación Etnobiológica Mexicana (AEM).
En este congreso participan y asisten académicos, estudiantes, organizaciones civiles, productores y demás actores sociales interesados en las temáticas abordadas.
Thania Escobar es la cuarta estudiante de posgrado del Citro que obtiene la Medalla “Miguel Ángel Martínez Alfaro”, al ganar el primer lugar en el certamen de tesis de maestría con contenido etnobiológico.
Aunque ya concluyó sus estudios de posgrado en la UV y ahora forma parte de la Red Temática Productos Forestales No Maderables, consideró pertinente participar en el certamen ya que cumplía con todos los requisitos establecidos por el evento.
“El congreso es un excelente espacio de discusión y divulgación de los trabajos que actualmente se llevan a cabo en el área de la etnobiología, además es ideal para volver a ver a los amigos y colegas que viven en otras latitudes.”
Respecto a su experiencia en el congreso, comentó que hubo una actividad académica muy interesante, se presentó una cantidad importante de ponencias y líneas de investigación nuevas, sobre todo hubo mucha participación de los jóvenes asistentes; esto permitirá tejer redes con investigaciones afines o comunes.
“Todos estos aprendizajes, reencuentros y nuevos contactos, me permitieron ir perfilando mis opciones para continuar con mis estudios de doctorado.
”Uno de los mayores aprendizajes fue escuchar a la investigadora Verna Miller, quien habló de dejar de ver a las personas indígenas como informantes pues considera más adecuado nombrarlos colaboradores, ya que son parte fundamental de las investigaciones.”
Al preguntarle qué representó obtener la Medalla “Miguel Ángel Martínez Alfaro”, Thania Escobar dijo que a nivel profesional es un reconocimiento al trabajo, esfuerzo y compromiso con la comunidad de Santiago Ecatlán, donde desarrolla su investigación.
“Es lindo que se reconozca tu trabajo, me siento motivada y llena de energía para seguir en el camino de la investigación, porque significa que estoy haciendo las cosas de la mejor manera posible y estoy en el camino correcto.”
Para quienes se dedican a la investigación, dijo que este tipo de reconocimientos les alimenta el espíritu para continuar construyendo nuevos proyectos que permitan brindar soluciones y/o propuestas a múltiples problemáticas ambientales que enfrenta el país.
A nivel personal tiene un significado más profundo, dado que tuvo la fortuna de conocer al maestro Miguel Ángel Martínez Alfaro, además de que ella fue la última estudiante de licenciatura que aceptó asesorar.
“El maestro Miguel Ángel era un hombre con un sentido de colaboración, con una gran calidad humana, divertido y entusiasta. Ser aceptada como su estudiante fue un honor y un privilegio, aún conservo las transcripciones de las etiquetas de herbario que me ayudó a escribir sobre el zapote negro, tema que él me sugirió. Desafortunadamente fue poco el tiempo que aprendí de él, porque falleció poco tiempo después.”
En la actualidad Thania forma parte de la Red Temática Productos Forestales No Maderables dado que durante sus estudios de licenciatura y maestría enfocó sus investigaciones en esta temática, y este organismo le ha permitido seguir en contacto con varios investigadores en esta línea de investigación.
Fundamental realizar trabajos interdisciplinarios
Durante su desarrollo como investigadora, Thania Escobar tuvo la oportunidad de colaborar en un proyecto dirigido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), llamado “Etnografía contemporánea de las regiones indígenas de México”, donde trabajó con antropólogos, etnógrafos y etnohistoriadores.
“Esta participación enriqueció mi visión acerca de la cultura y conocí la importancia de los rituales, pues era la línea de investigación que se trabajaba principalmente en la región de la Huasteca sur.”
Al concluir este trabajo, decidió proponer un estudio donde las plantas utilizadas en los rituales fueran consideradas en el eje de la investigación, pero sin perder de vista el contexto cultural y que estuviera asociada con su profesión como bióloga, “sin duda alguna trabajar en el INAH marcó mi experiencia laboral”.
Fue así que durante su estancia en la Maestría en Ecología Tropical del Citro desarrolló la investigación intitulada “Importancia cultural y manejo de las plantas asociadas a los rituales totonacos en la sierra norte de Puebla”, en la que, a su consideración, el trabajo interdisciplinario fue lo más relevante.
“El trabajo nos incitó a leer nuevos temas que desconocíamos e incluso eran ajenos; tuvimos que buscar a un especialista en etnografía, que fue Milton Gabriel Hernández; en el caso de la taxonomía, contactamos a Fernando Nicolalde-Morejón; en la parte de los métodos etnobotánicos, consultamos a José Blancas, y para el diseño del muestreo ecológico tuvimos la participación de Noé Vázquez.
”Al final, nos dimos cuenta que habíamos constituido un grupo interdisciplinario donde cada uno aporta desde su especialidad para enriquecer la investigación. Este acercamiento y experiencia enriqueció mi formación y me permitió ver desde una perspectiva integral el trabajo.”
Con relación a las plantas investigadas, dijo que la mayoría de ellas son utilizadas en la vida cotidiana de zonas urbanas y rurales de la sierra norte de Puebla, debido a que son nativas y tienen usos múltiples –como medicina, alimento o en rituales.
Por último, al preguntarle si este tipo de investigaciones debería desarrollarse con mayor frecuencia, Escobar Fuentes dijo que es fundamental desarrollar trabajos interdisciplinarios y transdisciplinarios.
“Debe apostarse a integrar otras visiones del conocimiento que te permitan entender y proponer soluciones reales a las necesidades actuales en materia de conservación biológica, no lo lograremos si no integramos la diversidad de saberes, donde las comunidades indígenas tienen mucho que decir al respecto, sólo que necesitamos aprender a escuchar”, concluyó.