A diferencia de todos los gobernadores que le antecedieron, incluyendo a Miguel Ángel Yunes Linares –quien durante más de 30 años militó en el PRI, y en la sucesión de 2016 sólo negoció la alianza con el PRD con el mero propósito de asegurar su acceso al poder pero sin hacer suya la plataforma ideológica del partido del sol azteca, al que paradójicamente había combatido de manera feroz en Veracruz como secretario de Gobierno entre 1992 y 1997–, Cuitláhuac García Jiménez, de MORENA, está por encabezar a partir de diciembre próximo el primer gobierno estatal auténticamente de izquierda.
Y es que este miércoles, tal como lo había anunciado la semana anterior, García Jiménez hizo público en la Plaza Lerdo de Xalapa el nombramiento de quien será su secretario general de Gobierno: Erick Patrocinio Cisneros Burgos, otro personaje forjado en la histórica lucha izquierdista.
Precisamente el discurso pronunciado por quien será el número dos en la próxima administración estatal, reflejó en buena parte esa forma de ser y de pensar.
Cisneros dijo, por ejemplo, estar convencido de que el gobierno debe procurar “oportunidades para todos y sin privilegios para nadie”, remarcando, además, que en esta nueva etapa de Veracruz “lo que viene es ajustarnos a la legalidad, a las reglas claras: no al influyentismo, no a la corrupción y no a la impunidad”.
“Eso será parte de la historia que no volveremos a repetir en Veracruz”, prometió, en clara alusión a las desastrosas administraciones anteriores, incluyendo obviamente la de Yunes Linares, que está por concluir en el total descrédito por haber incumplido con su falsa promesa de impulsar el cambio verdadero.
“Estoy convencido –dijo el futuro secretario de despacho– que de esa forma vamos a fortalecer el ámbito de la honestidad. En Veracruz va a terminarse el gobierno aparente, disimulado”.
También reiteró que “a partir de diciembre, los que formaremos parte de la administración, no podemos eludir nuestra responsabilidad pública, económica y social. Debemos conducir a la entidad de manera pacífica, legal, democrática y con pleno respeto a los derechos, con especial énfasis a la libertad de expresión, y eso incluye a todos los que estemos en el gobierno”, pues puntualizó que “esa es la exigencia ciudadana que hemos recogido en los últimos años en cada región del estado”.
Como titular de la SEGOB, ofreció que “habrá cercanía con todos los sectores” y que “será un despacho abierto, itinerante”.
“Todo gobernante debe desempeñar su cargo escuchando, y eso es justamente lo que haremos para ejercer la política del gobernador electo”, prometió, enfatizando que “con diálogo alcanzaremos la gobernabilidad en cada municipio y en cada rincón de Veracruz”.
Aseguró que “vamos a actuar con austeridad, siguiendo la política del virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador, de que ‘no debe haber gobierno rico con pueblo pobre’”.
Públicamente asumió el compromiso “de construir acuerdos para que todos los veracruzanos tengamos en el siguiente gobierno canales de comunicación abierta, institucional y de cordialidad; así vamos a fortalecer las instituciones y a respetar la autonomía de los diferentes poderes”.
Y “como juarista que me considero”, afirmó que nada se hará “por la fuerza, todo por la razón del derecho”.
Obviamente muchos veracruzanos, decepcionados por los últimos gobernantes megalómanos, corruptos y mentirosos, difícilmente creerán estas promesas. Sin embargo, habrá que concederles el beneficio de la duda. Ya veremos el año entrante si de veras tratan de ser diferentes.